Las mansiones del exdictador panameño Manuel Antonio Noriega y de su hija Sandra, símbolos de un régimen de poder absoluto venido a ruinas, comenzaron a ser demolidas este jueves por orden del Gobierno, que las considera criaderos de mosquitos y guarida de ladrones.
Una pala mecánica derribaba los techos y las paredes de lo que alguna vez fueron lujosas mansiones, ubicadas una al lado de la otra en Altos del Golf, un exclusivo residencial ubicado 10 km al sureste de la capital, donde viven el mandatario Ricardo Martinelli y varios expresidentes.
Mientras los trabajadores del Ministerio de Obras Públicas cargaban los escombros en camiones volquetes, decenas de curiosos se aglomeraban junto a la verja del portón principal para observar de lejos, pues la casa está rodeada de un alto muro que custodian agentes policiales, constató un periodista de la AFP.
"Esto era un foco de criaderos de mosquitos y cueva de ladrones. La parte frontal de la casa ya fue demolida, las labores durarán varios días", argumentó Jaime Cohen, asesor del despacho superior de la Presidencia y subdirector de la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD).
La orden de demolición fue dada por el propio Martinelli, quien argumentó que las casas serían "demolidas, porque son criaderos de mosquitos", en momentos en que el país padece una epidemia de dengue, con seis muertos y unos 3.300 casos.
Rescoldos del esplendor
Aunque los abogados y antiguos colaboradores de Noriega calificaron de "infamia" la decisión del Gobierno, lo que las palas mecánicas remueven no es más que las ruinas de un poder y una ostentación que hicieron leyenda en Panamá.
La mansión, habitada por la familia Noriega durante los años de su régimen (1983-1989), era un complejo de espacios diseñados para un estilo de vida que ha sido calificado de "faraónico".
Rodeada de jardines con estatuas de piedra, fuentes de agua y animales exóticos (venados, guacamayas, pavos reales), la construcción de tres pisos contaba con numerosas habitaciones para invitados, biblioteca, casino, un inmenso salón para fiestas y una casa adjunta solo para los juegos de las hijas de Noriega.
Alguna vez, el interior del palacete de 3.200 metros cuadrados estuvo lleno de obras de arte de distintas partes del mundo, hoy solo quedan algunos cristales rotos, estatuas dañadas y una gran caja fuerte oxidada, donde según los rumores el exdictador llegó a guardar enormes cantidades de dinero.
El valor de la propiedad, con las dos casas, llegó a ser estimado hasta en 3 millones de dólares y, aunque el Gobierno intentó subastarla, no hubo oferentes interesados en la propiedad.
La polémica
"Eso es una infamia y una medida impulsiva del Ejecutivo", declaró a la AFP el exconsejero político de Noriega, Mario Rognoni.
Según Rognoni, recientemente el ministerio de Salud informó "que mantenía ambas viviendas limpias de criaderos de mosquitos". "Entonces no me explico (la decisión), agregó.
Julio Berríos, abogado de Noriega, apuntó que "estas viviendas no pueden ser demolidas porque son propiedad de la familia Noriega".
Desde que Noriega fue derrocado el 20 de diciembre de 1989 por tropas estadounidense que invadieron Panamá y llevado prisionero a ese país, ambas viviendas se encuentran bajo cautela del ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
"El MEF no está demoliendo ninguna propiedad (de Noriega). Hay procedimientos que se tienen que cumplir previamente antes de iniciar una demolición", dijo en su cuenta de Twitter el ministro de Economía, Frank De Lima.
De acuerdo con el MEF, la familia Noriega ya agotó todas las instancias judiciales en que podría reclamar las viviendas, pero los abogados afirman que está pendiente la decisión de un tribunal de justicia.
A inicios de 2012, las dos casas fueron llevadas a remate en tres ocasiones; la primera con una base de 3 millones de dólares; la segunda con 1,8 millones y la tercera con 1,5 millones, pero nadie se presentó a la puja.
Tras la invasión, Noriega fue apresado y llevado a Estados Unidos, donde fue juzgado y condenado por narcotráfico, por lo que debió descontar 20 años en una cárcel de Miami; luego cumplió casi dos años en una prisión en Francia por lavado de dinero, antes de ser extraditado a Panamá.
Desde diciembre de 2011, el ex hombre fuerte panameño, que cumplirá 80 años en febrero, se encuentra actualmente detenido en la cárcel El Renacer, acusado del asesinato de opositores durante su régimen (1983-1989).