El Chorro de Quevedo ha tenido una transformación cultural considerable. Lo que antes era una zona universitaria y espacio de encuentro para los amigos, ahora se ha convertido en un punto de referencia gastronómica.

Por ello, los restaurantes de la zona traen propuestas innovadoras. Tal es el caso de “El Gato Gris”, el cual ha marcado tendencias combinando la tradición de la cocina colombiana con ideas novedosas.

“El Chorro de Quevedo es un museo gigante al aire libre que contiene gran parte de la historia de Bogotá y de Colombia, es el centro desde donde se puede rastrear mucho de nuestro desarrollo cultural y social. Cada calle o fachada cuenta algo, no hay un lugar por donde uno camine y no se encuentre con una historia”, asegura Ana Motta, gerente comercial del restaurante.

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Cuatro platos populares

El restaurante ofrece una de las cartas más variadas que se puedan encontrar en la zona. Luego de conocer y recorrer el país surgieron platos innovadores como, por ejemplo,  Pechuga Babou albardada, preparada con tocineta ahumada, relleno de queso y aceitunas negras, acompañada de una salsa bechamel con champiñones.

Los palmitos del Putumayo son el plato más consumido, y combina un producto típico cultivado por campesinos del suroeste del país, con un tahine de garbanzo, aceitunas, nueces crocantes y kale frito.

“El Gato Gris” ha explorado también el Pacífico colombiano y tiene dentro de su carta el “encocado de mariscos”, guiso de este molusco con hierbas de azotea, perfumado con leche de coco.

Tras la experiencia que han adquirido visitando las cocinas del país incluyeron en su carta otra de sus especialidades: el Steak Gato Gris, un fino lomo de res bañado en salsa de mostaza y vino blanco, perfumada al romero. Lo sirven con un cremoso puré de papa con frutos secos y espárragos a la parrilla.