No es raro, sobre todo en temporadas de altas temperaturas, recurrir a la nevera como aliado para refrescar los productos cosméticos. Ahora bien ¿es necesario hacerlo? La respuesta es clara: si no viene así especificado en su envase, no.
Y es que esta es una tónica más que habitual, sobre todo, con los productos de contorno de ojos a fin de conseguir una mayor descongestión de las ojeras gracias al frío. Pero, ¿realmente descongestiona más? ¿Se conserva el producto mejor en temperaturas gélidas?
Puede haber cosméticos muy específicos que, si aparece explicado en su recipiente, deberán guardarse en frío, pero esto es poco habitual. “Esto suele ocurrir únicamente con fórmulas que no son auto-estables o cuyo frasco no está diseñado para asegurar la perdurabilidad del producto. Sin embargo, esto es muy poco habitual en cosmética, ya que lo normal es trabajar con formulaciones estables a temperatura ambiente”, afirma Estefanía Nieto, directora técnica de la firma Omorovicza.
Si esto es así, ¿por qué la costumbre de guardar un contorno de ojos en la puerta del frigorífico? “Tenemos muy interiorizado que el frío descongestiona, algo que es cierto porque favorece la microcirculación, muy beneficioso en el área del contorno de los ojos por su mayor tendencia a inflamarse. Sin embargo, los tratamientos de contorno de ojos suelen estar diseñados para no requerir frío”, confiesa Diana Suárez, directora técnica de RevitaLash Cosmetics.
Lo más corriente en los productos para el área del contorno de ojos es que, o bien vengan con un roll-on de base metálica de aluminio, por ejemplo que ya causa esa sensación de frescor, o bien incluyan ingredientes que trabajan para conseguir que se descongestione la zona, como son la cafeína, el té negro o la hesperidina.
¿Dura más?
El miedo a la pérdida de la estabilidad de un producto hace que se piense que se mantiene mejor en frío, como ocurre con los alimentos. Mientras que ese pensamiento quizás era acertado hace muchos años, cuando los productos eran altamente inestables, ahora ocurre todo lo contrario.
“Los laboratorios solemos trabajar con fórmulas auto-estables, que no dependen de factores externos para mantenerse en estado óptimo. Por ejemplo, a veces estabilizamos la vitamina C en bases lipídicas que la mantienen estable incluso años sin necesitar más frío del que ofrezca nuestro armario del baño”, comenta Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.
“De hecho, los aceites dentro de las fórmulas pueden cristalizar en frío y perder sus propiedades, es por ello que nunca recomendamos conservar un producto a baja temperatura”, añade Catalina Narváez, directora de educación de la firma Aromatherapy Associates.
Un buen packaging
El packaging de un producto cosmético no es únicamente un recipiente que lo recoge, sino mucho más. De hecho, es una de las claves para que ese producto se mantenga en buen estado a temperatura ambiente, evitando así preocupaciones en su consumo.
En este sentido y por poner algunos ejemplos de cómo trabajan en este particular las marcas, firmas como Perricone MD utilizan ámbar en los vidrios de sus frascos para evitar que la luz afecte los productos, mientras que laboratorios como Medik8, en productos como Crystal Retinal, recurren al aluminio para no solo proteger de la luz, sino también de los cambios de temperaturas.
¿Y con el calor?
Tan malo es un exceso de frío como de calor. Las fórmulas son auto-estables en temperaturas entre los 20ºC-25ºC grados en la mayoría de los casos. Pueden colapsar si se someten a temperaturas excesivas en cualquiera de las direcciones, inferiores a los 10ºC o superiores a los 35ºC-40ºC.