La exposición Endulzar la palabra, memorias indígenas para pervivir, desarrollada por el Centro Nacional de Memoria Histórica en alianza con el Museo Nacional de Colombia (Ministerio de Cultura), es un ejercicio de representación de los procesos de memoria histórica de ocho pueblos indígenas de Colombia: bora, ocaina, muinane y uitoto M+N+K+A de La Chorrera, en el Amazonas (AZICATCH); wiwa, de la Sierra Nevada de Santa Marta (Golkushe Tayrona); awá de Nariño, Putumayo y Ecuador (Gran Familia Awá Binacional); nasa del norte del Cauca, Chab Wala Kiwe (ACIN); y barí del Catatumbo (ÑATUBAIYIBARI).
La exposición propone un recorrido a través de seis momentos donde los relatos e interpretaciones del pasado de los pueblos indígenas develan su papel como agentes sociales de una memoria que les ha permitido pervivir en medio del conflicto.
En el primer momento, Disposición a la escucha, el público encontrará un espacio que lo invita a escuchar y recorrer desde otro lugar las diferentes dimensiones de una memoria que, más allá de un relato de afectaciones y violencias generadas por el conflicto en sus territorios, nos propone vislumbrar escenarios de resistencia y alternativas para sanar los estragos de la guerra.
El siguiente momento, Caminar el territorio, propone un recorrido para descubrir las huellas e impactos producidos por el conflicto en un territorio que para los pueblos indígenas se constituye en lugar de inscripción de su memoria. Para estas comunidades entrar al territorio es una forma de reactivar la memoria y actualizar relatos y saberes sobre los lugares de origen, sobre las relaciones entre seres vivos que auguran buenas cosechas y tiempos de lluvia y permiten curar las enfermedades que trae la guerra.
La siguiente sección, denominada Iluminar la memoria desde lo propio, invita a conocer las acciones de los pueblos de La Chorrera y del pueblo awá del sur del país para renombrar, develar e iluminar de otra manera la memoria del dolor y convertirla en memoria de resistencia, posibilidad de sanación y pervivencia.
El recorrido continúa con Trazos de un territorio sagrado, un momento que visibiliza la dimensión cultural del daño causado por la guerra y el modelo económico del país a los sitios sagrados del pueblo wiwa que, interconectados entre sí, se despliegan en una geografía sagrada que se extiende mucho más allá de la Sierra Nevada de Santa Marta. Así, el mensaje que nos quieren transmitir los pueblos indígenas es que esa guerra, que a veces percibimos en lugares distantes a nosotros, puede tener consecuencias en el equilibrio de un territorio habitado por la humanidad entera.
¡Viva la guardia! ¡Viva la minga! propone un recorrido por la figura de la Guardia Indígena del norte del Cauca como agente social de una propuesta de paz, defensa de la vida y cuidado del territorio.
Amanecer la palabra es la última sección. Se trata de un espacio circular, en el que los visitantes pueden sentarse a escuchar y dialogar acerca de los contenidos de la muestra.