"Censurar un libro refleja una profunda ignorancia" dijo un de los activistas que ha protestado por la censura de algunas obras.
Decenas de activistas y escritores kuwaitíes organizan protestas desde inicios de septiembre contra la censura estatal que priva a los habitantes del emirato de acceder a miles de obras literarias, entre ellas la del colombiano Gabriel García Márquez.
Con motivo de la 43º edición de la Feria del Libro en noviembre, se han organizado dos marchas de protesta el 1 y el 15 de septiembre así como una enérgica campaña en redes sociales contra la censura.
El Ministerio de Información de Kuwait ha prohibido al menos 4.000 libros en los últimos cinco años -entre ellos "Cien Años de Soledad" de Márquez así como "Nuestra Señora de París" del francés Victor Hugo-, cediendo a la presión de los círculos religiosos y conservadores, afirma la prensa local.
Todas las obras literarias que se presentarán en la feria pasarán por el filtro de un comité de censura.
"Desafortunadamente, censurar un libro refleja una profunda ignorancia", declaró la novelista Mays al Othman a la AFP. "La decisión de prohibición se basa únicamente en una búsqueda de palabras clave, incluso si se trata de libros religiosos", agregó.
La escritora ha sufrido ella misma la censura. Su novela, "La Verruga", que relata la historia de una mujer violada durante la ocupación de Kuwait por Irak (1990-1991), ha sido prohibida.
"La excepción a la regla"
De acuerdo con activistas políticos, una fuga de documentos de la Comisión de Censura del Ministerio de Información reveló el gran número de obras que han sido prohibidas.
Mohammed al-Awash, responsable del ministerio, defiende el trabajo de la comisión.
"La prohibición es la excepción, y la autorización es la regla", declaró al-Awash a la AFP, quien explicó que la comisión se empeñaba simplemente en cumplir la aplicación de una ley sobre la "prensa y las publicaciones" aprobada por el parlamento en 2006.
Esta ley prohíbe todo insulto al Islam o a la justicia de Kuwait, al igual que toda amenaza a la seguridad nacional o toda incitación al desorden o a actos "inmorales".
El secretario general de la Unión de Escritores de Kuwait, Talal al-Ramidhi, agrega que una obra puede igualmente ser objeto de censura si se considera que sus contenidos son "contrarios a la buena conducta", un criterio que según el es demasiado vago.
Estos últimos años, la cámara de diputados de Kuwait, elegida por sufragio universal -una rara excepción en los países árabes del Golfo- ha estado dominada por políticos conservadores o sectarios.
"Presiones políticas"
En las redes sociales, los activistas anticensura resaltan el carácter "ridículo" de las decisiones de la Comisión de Censura.
"La única razón es la ignorancia", afirmó en Twitter la escritora Bouthaïna al-Issa.
Entre las décadas de los 70 y los 90, Kuwait fue un activo centro de publicación y se editaba la revista "Al-Arabi", difundida a gran escala en los países de la región, así como una serie de libros científicos y literarios.
Aguil Youssef Aidane, autor de dos libros prohibidos, atribuye la censura a las "presiones políticas que ejercen ciertos círculos religiosos sobre las instituciones culturales".
"La censura de libros, a veces únicamente por contener una palabra o una imagen, daña la imagen de Kuwait", dice el autor.
Imane Jawhar Hayat, miembro de un grupo político local, considera que "las razones que se invocan para justificar la censura son a menudo ilógicas".
A pesar de este régimen de censura, el líder de la Unión de Escritores de Kuwait señala que nadie ha sido perseguido por la venta de libros prohibidos.