Los estudios más recientes advierten que el aislamiento incrementa, en algunos casos, los riesgos de una mortalidad prematura así como los sentimientos de soledad y ansiedad. También produce el doble de daños físicos y psicológicos que fumar o tener obesidad
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Con el fin de prevenir la expansión del Covid-19 los gobiernos de todo el mundo han optado por promover que sus habitantes adopten hábitos diarios de distanciamiento social. Un cambio de comportamiento individual, familiar, laboral y social que ha generado un alto impacto en la salud mental y física de millones de personas que no terminan de asimilar este intempestivo cambio en su rutinario patrón de comportamiento.
Si bien, la mayoría de la población ha sobrellevado las cuarentenas y el aislamiento social, hoy se sabe que para un número cada vez más creciente de personas puede haber consecuencias negativas.
En diversos estudios han demostrado que el aislamiento social incrementa los riesgos de una mortalidad prematura y aumenta los sentimientos de soledad y ansiedad. También produce el doble de daños físicos y psicológicos que fumar o tener obesidad.
Para Diego Sánchez, decano de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, las investigaciones muestran que el aislamiento social prolongado puede tener efectos psico-biológicos adversos generando sintomatología propia de diagnósticos de alto impacto, como depresión y estrés postraumático, además de incremento en comportamientos agresivos.
Igualmente, la cancelación de clases en los colegios genera cambios en la actividad física. El tiempo que se pasa frente a un televisor, además de los cambios en las rutinas de sueño pueden resultar en ganancia de peso y pérdida de capacidad respiratoria, consecuencias que también han mostrado las investigaciones.
“Hemos visto emotivas imágenes de países asiáticos y europeos donde desconocidos se saludan amablemente, los vecinos salen a sus balcones y a gritos saludan, celebran y cantan; en Colombia ya se proponen cacerolazos. Todas estas son expresiones de una pérdida de conexión social que como motivación humana busca caminos para expresarse”, dijo el experto.
Pese a las mencionadas consecuencias negativas, la distancia social (especialmente las cuarentenas en medio de esta coyuntura sanitaria) es una medida necesaria para evitar más contagios y posibles muertes.
Recomendaciones
Danilo Zambrano, director del Laboratorio de Psicología Social, del mismo centro de educación superior, basado en estudios sobre el aislamiento social entregó las siguientes recomendaciones:
1. Tener información clara sobre la enfermedad por la cual se debe realizar la cuarentena, su forma de contagio, la forma de prevenirla y las razones por las cuales se debe realizar la cuarentena. Verificando que la información que consulta sea expedida por una fuente legitima.
2. Estar en contacto periódicamente de manera remota con otras personas (familiares y amigos). Bien sea mediante llamadas telefónicas o por redes sociales con el fin de reducir los sentimientos de soledad, el estrés y el pánico. La comunicación es un aspecto clave que puede ayudar a mantener una buena salud mental.
3. En el caso de los niños, ponerlos a realizar actividades físicas, ejercicio, darles una dieta balanceada, mantener las rutinas de sueño como si estuvieran asistiendo al colegio y promover una buena higiene personal a través de horarios.
4. Buscar ayuda psicológica de manera virtual para poder manejar la ansiedad que le pueda generar el hecho de pensar que puede contagiarse del Covid-19 o el estrés que pueda ocurrir como resultado del aislamiento prolongado.
Ansiedad
De otra parte, Óscar López, director científico, médico de Labfarve y profesor titular de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, indicó que “la ansiedad no es un estado normal, no es saludable, puede traer consecuencias negativas al organismo, si no es tratada y manejada apropiadamente”.
“Hoy en día es muy común ver cómo la mayoría de las personas de todas las edades, de distintas clases sociales, de ambos sexos y en todas partes del mundo, viven con ansiedad. Incluso para muchos, ha llegado a ser algo normal que forma parte de su vida cotidiana, debido a que llevan años conviviendo con esa patología. Este estado puede ser originado por factores externos o por el manejo que el individuo da a ciertas situaciones. La verdad es que la ansiedad no es un estado normal, no es saludable, puede traer consecuencias negativas al organismo, si no es tratada y manejada apropiadamente”, explicó López.
En la sociedad actual existen factores que pueden inducir con facilidad a la ansiedad y esta puede ser de carácter masivo, como lo es la pandemia que actualmente vivimos. Con un manejo idóneo, el individuo podrá superar cualquier crisis manteniendo una salud mental adecuada, esto se logra con autodisciplina y conocimiento.
La ansiedad es un estado anormal en el funcionamiento comportamental del ser humano, en el que hay una preocupación excesiva durante un tiempo prolongado y que puede aparecer, incluso, en ausencia de algún agente desencadenante. La ansiedad proviene de un proceso cognitivo derivado del pensamiento, originado por un estado cerebral de alerta constante.
Este estado puede ser la consecuencia de la dificultad para afrontar algunas situaciones, lo que lleva a las personas a tener manifestaciones tanto físicas como psicológicas. Los síntomas físicos pueden evidenciarse por ejemplo en palpitaciones, alteraciones en la respiración, sudoración en las manos y temblor en las piernas. Cuando el estado de ansiedad es crónico puede desencadenar problemas de salud, de manera significativa.
Es importante diferenciar entre el miedo y la ansiedad. El miedo es un estado normal que ha sido fundamental para la supervivencia y la evolución de nuestra raza, ya que pone al ser humano a salvo en situaciones de verdadero peligro. Por otro lado, la ansiedad es una reacción inadecuada que proviene de algo que puede no existir, que sucedió o que aún no ha sucedido.