¿Cuál es la política internacional de Colombia? | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Junio de 2015

A raíz de la publicación oficial de un mapa en el que el gobierno de Nicolás Maduro cercena parte importante de las aguas colombianas sobre el Golfo de Coquibacoa, la pregunta comienza a hacer carrera ¿Cuál es la política internacional colombiana? Esto, ciertamente, porque desde hace ya décadas el país ha centrado su política exterior en los vaivenes del conflicto armado interno colombiano y sus incidencias internacionales, mientras los elementos fundamentales de las relaciones exteriores han sufrido mella en el ámbito territorial del país.

En las épocas de Ernesto Samper toda la política internacional giró en torno del narcotráfico y la descertificación por parte de los Estados Unidos. Previamente, fueron las circunstancias que rodearon el tratado de extradición del norte lo que determinó la política internacional.

Posteriormente, durante la administración Gaviria, el episodio más relevante fue el de su elección como Secretario General de la OEA. En realidad, desde el gobierno de Alfonso López Michelsen, no se ha dado un interés prioritario por la consagración definitiva de los límites del país con las naciones vecinas y, por el contrario, se han dado casos estruendosos, como el reciente de Nicaragua, donde se perdió una gigantesca porción de aguas territoriales y el sentimiento colombiano ha sido casi similar a la pérdida de Panamá. Desde la administración de Andrés Pastrana hasta hoy, la política internacional colombiana ha fluctuado exclusivamente entre la diplomacia por la paz o la diplomacia frente a la guerra interna. Tanto Pastrana como Santos hicieron énfasis en la negociación del llamado conflicto armado interno, mientras que en los dos mandatos de Álvaro Uribe Vélez la política exterior quedó circunscrita al aislamiento guerrillero y su reducción por la vía militar. En esa época, inclusive, se dieron actos de sumo estremecimiento internacional, como el dar de baja ‘Raúl Reyes’ en territorio ecuatoriano, lo mismo que el salvamento de varios secuestrados en las selvas colombianas con falsos emblemas de la Cruz Roja Internacional.

De la actual diplomacia por la paz se han derivado, por ejemplo, múltiples viajes del presidente Santos, cuyo fundamento ha sido conseguir respaldo internacional para el proceso de paz que se adelanta en La Habana, entre el Gobierno y la guerrilla, y vender la idea de que Colombia se prepara para el posconflicto, pese a que la violencia viene arreciendo fuertemente en los últimos días.

Entretanto, la pregunta sigue siendo: ¿Cuál es la política internacional de Colombia? Diversos analistas han señalado, por ejemplo, que la publicación que, por medio de decreto, hace el presidente Nicolás Maduro, de Venezuela, fijando unilateralmente los límites marítimos con Colombia es un asunto de gravedad inusitada. De hecho, se llevan 46 años de conversaciones bilaterales que repentinamente parecieran haber quedado en el aire.

De algún modo, dicen algunos, el gobierno Santos fue tomado desprevenido por cuanto no tenía idea de los movimientos que al respecto venía haciendo el gobierno venezolano, hasta que se emitió el decreto el pasado 26 de mayo, hace casi un mes. Fue algo similar a lo que ocurrió con el fallo de la Corte Internacional de La Haya, sobre las aguas en pleito con Nicaragua, que siempre se consideró sería favorable o por lo menos no tan desfavorable a los intereses colombianos.

Otros analistas, por el contrario, sostienen que no hay que hacerle mayor caso a Venezuela por cuanto sería apenas una maniobra de distracción de su crisis interna. El problema está, desde luego, en que decretos y mapas de este estilo relievan un ejercicio de soberanía incontrastable. De hecho, no es solo el mapa lo que importa, sino que en efecto los límites allí señalados se reafirman con el patrullaje y el ejercicio militar en aguas que supuestamente pueden ser de Colombia.

Fue común, durante la administración de José Manuel Marroquín, cuando se separó Panamá, hace 100 años, decir que se le había dado un país y había entregado dos. Hoy, después de lo de Nicaragua y con las claras amenazas que se ciernen en nuestro mar territorial, con Venezuela, ojalá no se llegue a la misma consigna. Y no es por el afán de resolver el conflicto armado interno, con todo lo que ello significa hacia el futuro, que pueda desestimarse lo que a todas luces viene ocurriendo negativamente con nuestros límites territoriales.