Crisis del agro: 9 exministros al tablero | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Septiembre de 2013

Más allá de la coyuntura por el paro agrario y los problemas de orden público que ha acarreado, lo cierto es que el lío en el sector rural es de fondo, estructural y tendrá que abordarse con medidas a corto, mediano y largo plazos.EL NUEVO SIGLO habló con los titulares de Agricultura en distintas épocas y gobiernos, incluso de hace más de cinco décadas, y encontró que cada uno de ellos ve flancos de la crisis muy específicos.

 

Otto Morales Benítez (1960-1961)

No se hizo la reforma agraria

Ahora se están presentando fenómenos de reclamos por los precios de elementos para poder trabajar, lo que es una consecuencia del TLC impuesto por el neoliberalismo y las transnacionales que han tenido las ventajas que les han dado los últimos gobiernos, no el del doctor Santos, pues el Presidente no ha tenido que ver en estos procesos y se ha llegado a una situación alarmante para la gente del campo.

El país no ha querido hacer la reforma agraria. En el año 36 se dictó la Ley de Tierras, en el gobierno de Alfonso López Pumarejo, que debía aclarar la situación jurídica de las tierras, pero se torpedeó. En el Frente Nacional se tomó como medida el crédito agrario, se reguló con subsidios muy favorables para el campesino. Estas medidas se expidieron para no llegar a lo que se da hoy, que a los campesinos los estén demandando y embargando. Las políticas fueron destruyendo las medidas que pretendían dar justicia a las gentes del campo. Todo eso que ha enfrentado el país (a lo largo de los años) le ha tocado al Presidente Santos darle la cara en estos momentos.  Los TLC son parte de la política del neoliberalismo que busca que haya libertad de mercado. Otro de los problemas que tenemos es el de los aranceles, que hay que corregirlos. El Jefe del Estado dijo que ya lo iba a arreglar, pero todo esto viene de atrás.

 

Luis Fernando Londoño (1981-1982)

Devaluación, el cáncer

1. Tasa de cambio: La revaluación del peso ha sido el cáncer del aparato productivo nacional. Mientras Estados Unidos y Brasil, los grandes productores agrícolas de América, devalúan, en Colombia el peso se ha revaluado desde los 90. La brecha es muy grande y totalmente desfavorable para Colombia. Este flagelo lo hemos tenido desde hace varios gobiernos.

2. Precios internacionales: Han caído en los últimos años. Colombia es tomador de precios, dada su baja oferta a nivel mundial. La correlación del precio interno con el internacional es muy estrecha. O sea que los precios internos se han deteriorado y, por tanto, los ingresos de los productores. Como las importaciones son libres, con la revaluación y la caída de precios internacionales, los productos agrícolas llegan muy baratos.

3. Los TLC, como el de EU que hace algunos años fue mal negociado, comienzan a tener un efecto dañino para el campo colombiano por un aumento aún mayor de ciertas importaciones.

4. Hay costos importantes en términos de dólares, que es lo que hay que considerar cuando de competir en este mundo globalizado se trata, que han aumentado como consecuencia de la revaluación. Los insumos que dependen de hidrocarburos, como la urea, no bajan, y la maquinaria, como los equipos para la agricultura, tampoco. Como solución a corto plazo tenemos que proteger con medidas de choque a los productores.

5. Control a las importaciones: hay que subir aranceles, salvaguardias, arancel 0 para insumos, maquinaria y equipos. Subsidio al crédito para que sea barato y oportuno como en Brasil, Chile y EU, por ejemplo. Subsidios directos en especie a los productores, como los hay en varios países. Articulación de acciones de los Ministerios, Departamentos y Superintendencias del área económica del Gobierno para apuntar en una sola dirección: desarrollo agrícola y rural en Colombia. Hay políticas en otros ministerios y entidades que han perjudicado e interferido mucho el desarrollo del agro, como la apertura desde los 90, el desmonte de políticas, etc... A mediano y largo plazo, el ministro de Hacienda y el Banco de la República deben intervenir en el mercado de divisas, comprando más y más dólares. La tasa de cambio debe llegar y mantenerse a niveles de $ 2.000 por dólar. Se requiere una mayor intervención del Estado (Gobierno) en la economía, como sucede en los países que son grandes productores agrícolas. Y hay que definir claramente el Modelo de Desarrollo Agrario-Rural que quiere Colombia.

 

Luis Guillermo Parra (1986-1988)

Estado sin herramientas

El país se tiene que poner a paz y salvo con el campo. Durante la administración Barco era muy claro el conflicto social rural, prioritario de arreglar. Se hizo el Plan Nacional de Rehabilitación, se planteó un tema de reforma agraria, se generaron políticas proteccionistas dentro de las medidas normales del comercio internacional para defender la producción nacional.

En el transcurso del tiempo en los últimos 25 años la política agropecuaria se olvidó del tema campesino y el Estado perdió las herramientas para crear una política agropecuaria, herramientas tales como las instituciones que generaban la posibilidad de acción pública, no militar, no policiva, pero intervención económica en las zonas apartadas del territorio nacional. Instituciones como el mercadeo agropecuario, Desarrollo Rural Integrado, la Caja Agraria fueron modificadas en forma tal que el Estado tiene dificultades en todo el ejercicio de la política agropecuaria. Una política rural genera que el sector empresarial pueda beneficiarse, desafortunadamente hoy no tenemos los instrumentos para implementar una política que a mi juicio debería girar alrededor de una estructura de cooperativa con unas superintendencias de cooperativas rurales. La inflación en Colombia es dependiente de los precios de los alimentos, mucho más fácil para una política macroeconómica a corto plazo.

 

Antonio Hernández Gamarra (1994-1995)

Fenómenos coyunturales y estructurales

El tema es que el sector rural en general tiene unas condiciones de vida mucho más precarias que las del sector urbano, y desde luego mucho más precarias que otros sectores. Eso es producto de muchas cosas, tanto de los temas como de que no exista una política productiva de largo plazo para que las poblaciones rurales tengan mejores producciones y mejores salarios, como del hecho de que la inversión en el sector rural ha estado por debajo de las necesidades para que no haya esa brecha tan grande entre lo urbano y lo rural. Eso es lo primero que hay que tener en cuenta.

En la coyuntura en que estamos, se juntan varias cosas: primero, el tema de las importaciones provocadas por los Tratados de Libre Comercio, pero eso puede verse influido también por las condiciones mínimas de la producción. Es decir, una baja en el precio de la papa no es solo producto de las importaciones.  En otras circunstancias, como ha sido toda la vida, el precio de la papa baja en el segundo semestre y sube en el primero. Lo que aparentemente es una buena cosecha, se daña por la baja de precios con el fenómeno de las importaciones. Y así sucede en otros sectores. Por lo tanto, lo que hay es que distinguir los fenómenos coyunturales y los problemas que padecen los productores, que son reales, de los factores estructurales, y luego tratar de encontrar los mecanismos para solucionarlos de largo plazo de una manera consistente.

 

Cecilia López Montaño (1996-1997)

Acumulación de problemas

Primero, esto es una acumulación de problemas que vienen desde hace mucho tiempo. Desde la apertura en 1990 el campo se dio un golpe muy duro, se perdieron un millón de hectáreas de cultivos transitorios, que era de campesinos, y nadie le puso atención a eso, porque el país ha sido indiferente. Cuando en el gobierno Samper propuse el contrato rural, que era lo que deberían hacer ahora, que es poner a todas las instituciones del Estado a trabajar por el sector rural, no tuve apoyo, ni siquiera del mismo gobierno, ni de la política, ni de los gremios que sintieron que eso no debía ser así. Cuando salí el ministro que me siguió no volvió con esa idea.

Después de eso el gobierno Uribe fue totalmente indiferente y también los gremios de la producción a los argumentos que se dieron. A los estudios que se hicieron para demostrar que los TLC con Estados Unidos y con Europa iban a afectar a campesinos colombianos de una manera dura, no se les puso atención. Y viene el modelo Carimagua, donde lo que importaba era impulsar a los grandes productores porque el campo era muy costoso. Y desde cuando empezó este Gobierno le hemos dicho que empiece una política de desarrollo rural. Eso quiere decir hacer un diagnóstico de lo que está pasando y tomar decisiones sobre lo que hará con los medianos productores, con los grandes y cómo los va a relacionar entre sí, cuáles bienes públicos va a construir y qué institucionalidad requiere.

Esa acumulación de cosas se ha agravado porque cuando se puso la Ley de Reparación a Víctimas en la agenda, sin una política de campesinos no iba a funcionar y no se ha hecho inversión. Lo que se debe es crear una política del campo y mirar los problemas del sector rural. Están sacando medidas aisladas que no resuelven el problema. La solución es crear una mesa nacional y sentar a todos los líderes y poner a todo el gobierno a trabajar para el campo.

 

Antonio Gómez Merlano (1997-1998)

Falta interrelacionamiento sectorial

Creo que básicamente hay es que cambiar el modelo de gestión de interrelacionamiento entre el Gobierno, los gremios, los productores y las organizaciones campesinas, y esto no puede ser producto simplemente de dar respuestas cuando se presentan las crisis.

El sector efectivamente está en crisis y, entonces, el Estado y los protagonistas involucrados tienen que jalonar esto y superar todo lo que no ha funcionado en el pasado. Tengo claro que efectivamente hay que crear espacios y el futuro del sector agropecuario gira sobre la necesidad de contribuir a crear  espacios de convivencia y paz.

En segundo término, tengo claro que definitivamente hay que trabajar en controlar los costos de los insumos. No solamente en la disminución de los aranceles, sino que hay que ir mucho más allá, es decir controlar los precios de los insumos. También autorizar para que se masifique en el país la generación de insumos genéricos y no solamente de marca, que son lo que realmente encarecen los precios del sector agropecuario. Hoy tienen aranceles 27 insumos que utiliza el sector agropecuario, hay que ir mucho más allá para avanzar en esta materia. Hay muchas cosas por hacer pero lo fundamental es alinear a la gente alrededor de lo que debe ser el futuro del sector. Debe trabajarse en comercialización, en crédito, en reforma agraria, en diminución de la pobreza y de la desigualdad que existe en el campo.

También debe hacerse más en infraestructura, pero mientras que el Gobierno ande por un lado, las organizaciones por otro y no se alineen, siempre se van a presentar las crisis. Hay que construir políticas de Estado. Pienso que hay que dejar de ser cortoplacistas, no siendo reactivos, hay que cambiar e innovar.

 

Carlos Murgas (1998-1999)

Impacto de dineros ilícitos

El problema más grande que tenemos los colombianos es que poseemos mucho campo productivo y no hay mejor tierra que la de la Sabana de Bogotá para producir todo lo que hay para comer en el mundo. Entonces, a mi juicio, la problemática es que tenemos muy buena tierra que se utiliza para producir alimento para las ciudades de Colombia, que es Bogotá y las zonas cafeteras, pero no somos capaces de exportar nada porque los alimentos, que son la vida de los seres humanos, se producen muy fácilmente allí. Aquí no hay grandes extensiones de maíz, porque yo lo siembro es para hacer mis arepas, esa es nuestra cultura.

Y hay otro problema: que por la puerta de atrás se nos están metiendo algunos dineros ilícitos de otro origen y no es contrabando sino lavado de dólares. Veo, por ejemplo, en las tiendas un aceite cuyo precio está por debajo del precio de producción y yo no voy a competir así. Los TLC no son un problema para el campo, es un beneficio para el ciudadano colombiano porque puede conseguir alimentos de buena calidad a bajos precios.   

 

Rodrigo Villalba (1999-2002)

El problema de los gremios

La crisis del campo no es solamente de este gobierno, es un acumulado, eso viene de tiempo atrás. Ahora lo nuevo es que hay una nueva clase dirigente que no fue visibilizada por los gremios, por ejemplo del café. Allí, ya los industriales no existen, existen muy pocos, los del Eje Cafetero se dedicaron a otras actividades mucho más rentables. El café se fue trasladando al sur del país y la Federación no vio esa clase dirigente. Los gremios siguen trabajando como si fueran las todopoderosas agremiaciones, pero ya hoy es otra la realidad.

Aquí el promedio de edad de los agricultores es de 55 años. Es decir en el campo quedaron los viejos, los que no se pueden venir a la ciudad. Además, no hay una política de Estado, los subsidios que hay en las urbes atraen al campo, y las personas se vienen a engrosar los índices de miseria. La brecha social en el campo es bastante grande.

Falta una política de Estado, que atienda varias cosas. Primero, un mapa productivo del país en donde se definan para qué sirven las zonas y focalizar los recursos para que lleguen a donde deben llegar. Recientemente se aprobó la Ley de Regalías, y esa no llega al campo como está diseñada, eso va a quedar en computadores y discos duros. Otro problema estructural es que no somos competitivos en el campo. En toda esta crisis, hay dos elementos: el de coyuntura, pues se requiere presupuesto para mantener los subsidios del café. El Gobierno va a desmontar el 4 por mil, pues que no lo desmonte y más bien que dos puntos de esa contribución  sean destinados al sector agropecuario y hay que congelar los precios del combustible. Finalmente, se deben utilizar los elementos regulatorios para intervenir  el mercado, ya que eso por buena voluntad no se logra.      

 

Andrés Fernández  (2009-2010)

Créditos y agroinsumos, clave

El tema de la crisis del agro tiene varios componentes. Uno serio y delicado, es lo que tiene que ver con los accesos al crédito. El segundo componente es lo relativo a los altos precios de los agroinsumos. Esa ha sido una problemática que llevamos manejando todos hace mucho tiempo, pero ha sido muy difícil y complicado. Y, como tercer punto, la gran brecha que hay entre los comercializadores y los productores. Los segundos ganan poco y los primeros mucho. Y definitivamente, la infraestructura, la transferencia de la tecnología.

Ahora todos están diciendo que lo que está pasando es gracias al TLC y quiero decirles que la clave en éstos era la gradualidad con la que se iban a implementar. Así que en los disturbios que ha generado el paro agrario, creería que la última de las razones es el TLC, porque apenas se está empezando a implementar y en productos que apenas están llegando.

Un tema que es grave es lo que tiene que ver con el contrabando, y ahí no se puede señalar una sola cosa, no se puede decir que sea por el TLC, sino que es un conjunto de varias cosas.

¿Qué posibles soluciones puede haber? Una, tenemos que bajar las tasas de interés y tienen que ser más flexibles los accesos al crédito, tanto en Finagro como en el Banco Agrario. Segunda, bajarle el arancel a los fertilizantes para que realmente la importación se vean traducidas en precio más bajo a los productores. Esto debe ser es un acto de Estado, de Gobierno en su plenitud, porque si dejan solo al ministro del Interior o dejando solos a los ministros de Agricultura o de Hacienda, esto no se podrá solucionar.   

 

Rafael Mejía, presidente de la SAC

Conjugación de problemas

En estos momentos se están conjugando una caída de los precios de venta de los productos de los agricultores y productores pecuarios; unos altos costos de producción -liderados por los insumos-; un descontento y un sentido de que la situación económica va mal… Eso se junta con importaciones, contrabando y orden público. Para solucionar esta problemática hay que tener una política agraria de Estado, que el país no tiene.

Segundo, esa política debe ser incluyente con pequeños, medianos y grandes productores. Tercero, dentro de esta política debe existir un manejo interministerial para garantizar el desarrollo rural y dentro de este la agricultura y el sector pecuario.

Los TLC, cuando usted mira los efectos, son caída de precios, el costo de los insumos y la situación económica. También está el problema del contrabando. En agosto se han incautado dos millones doscientas mil toneladas de alimentos de contrabando. Usted pone TLC, contrabando, caída de precios, costos de producción y pesimismo, ese es el problema del campo.

 

“Por el agro nos la hemos jugado toda”: Minagricultura

“Es muy satisfactorio ver nuevamente a nuestro sector agropecuario en la ruta de un  crecimiento justo, moderno y seguro, acompañado con más y mejor empleo rural; con  mayores oportunidades para la población campesina y produciendo más alimentos que fortalecen la seguridad alimentaria de los colombianos.

Los registros del DANE sobre el PIB agropecuario son dicientes. Se pasó de comportamientos negativos en los años 2008 y 2009, de -0,4% y -07%,  respectivamente,  a crecimientos  moderados pero sostenidos del 0,2%, 2,4% y 2,6% en los años siguientes, en los del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos.

Recuperación y crecimiento  que se han traducido en la reducción del desempleo rural y en la disminución de los altos niveles de pobreza que se registran  en nuestros campos.

Gracias a la política agraria y a los apoyos e incentivos directos otorgados en el Gobierno Santos al agro, que alcanzan los $4 billones, Colombia es hoy un país fortalecido en seguridad alimentaria. Por eso quienes afirman que nos hemos dedicado únicamente a la política de tierras  están equivocados. Los resultados así lo demuestran.

En la actual administración, la producción agrícola del país se incrementó en un millón 100 mil toneladas mientras que 300 mil hectáreas entraron a formar parte del volumen de tierras dedicadas al cultivo de  nuestros principales productos de consumo.

En este Gobierno la vivienda campesina y digna  tiene otra importancia y dimensión. Ya se han entregado 40 mil unidades y en un hecho sin precedentes llegaremos a las 100 mil soluciones con gratuidad. 

El Gobierno está cumpliendo rigurosamente con una de sus mayores prioridades como es el proceso de restitución de tierras en aplicación de la Ley 1448 de 2011.  Ya son muchas las familias campesinas, víctimas del despojo  y el abandono forzado, que han recuperado sus predios. Son 13 mil hectáreas que han regresado a sus legítimos dueños.

El balance del otro gran componente de la política integral de tierras, el de la formalización, es extraordinario. En lo corrido de este cuatrienio ya se han titulado más de dos millones de hectáreas que han beneficiado a  60 mil familias campesinas.

Son muchos los retos para seguir promoviendo un campo justo, moderno y seguro y en esa tarea nos proponemos diseñar una estrategia para reorientar los actuales instrumentos de política agraria dirigidos a impulsar la agricultura familiar y a promover conglomerados productivos competitivos que se ajusten a los nuevos patrones de consumo, demanda y dinámica de los mercados nacionales e internacionales.

En las próximas semanas el Ministerio de Agricultura llevará a consideración del Congreso de la República un proyecto de ley relacionado con el tema de baldíos con el que se pretende restablecer la seguridad  jurídica a los inversionistas y establecer normas claras sobre su adjudicación y utilización con el fin de permitir el desarrollo de diferentes modelos de producción agropecuaria”.

Por un sector agrario justo, moderno y seguro, en los tres años del Gobierno del presidente Santos nos la hemos jugado toda.

* Columna de opinión del titular de la cartera Francisco Estupiñán sobre lo hecho en este Gobierno por el agro (Tomada de www.minagricultura.gov.co – 8 de agosto. – Nota: aún no había arrancado el paro agrario)