La presión sobre los líderes de la Eurozona aumenta no sólo por los mercados que empujan a España a pedir un rescate para toda su economía y no únicamente para sus bancos, sino también de los socios del G20, que exigen medidas urgentes para salir de la crisis.
Mientras Grecia anunció un gobierno tripartito que busca renegociar los términos del plan de rescate, las esperanzas están ahora puestas en la serie de encuentros previstos a partir hoy y que culminarán con la cumbre de la Unión Europea los próximos días 28 y 29 de junio en Bruselas.
Los responsables del Tesoro se reunieron ayer en Bruselas, hoy lo hacen los ministros de Finanzas de la Eurozona en Luxemburgo y mañana se encuentran en Roma los mandatarios de Alemania, Francia, Italia y España.
"En los próximos días se adoptarán decisiones sobre Europa", dijo el jefe del gobierno italiano, Mario Monti, en la cumbre del G20 en México, después de pedir a los líderes de la UE "que definan una clara hoja de ruta con intervenciones concretas para hacer afianzar la credibilidad del euro".
Y es que los mercados exigen mayor rendimiento a las deudas española e italiana. Los intereses exigidos a España superaron la víspera el 7%, cerca del nivel en el que Grecia, Irlanda y Portugal tuvieron que ser rescatados.
No obstante, la presión parecía aflojarse ligeramente este miércoles para la deuda española, que pagaba 6,871% para los bonos a 10 años, mientras la prima de riesgo -diferencial que paga con el de Alemania, de referencia- se distendía a 529,520 puntos.
Según un diplomático en Bruselas, se espera que España solicite hoy oficialmente ayuda para recapitalizar y sanear a los bancos en dificultades a raíz del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Los socios de la Eurozona le han ofrecido hasta 100.000 millones (125.000 millones de dólares) para ello.
Mientras se ocupan de las inmediatas necesidades de España, los líderes europeos también tratan de reforzar la integración.
Las capitales esperan un informe clave sobre la integración económica y monetaria de la unión y se contemplan planes de unión bancaria pero paso a paso, aunque las ideas de reforzar los cortafuegos financieros suscitan bastantes reticencias.
Pero el mayor esfuerzo será convencer al principal acreedor de la Eurozona, Alemania, responsable de buena parte de los programas de rescate en marcha, para crear un sistema permanente para mutualizar las deudas públicas o de los bancos en dificultades.
Nueva arquitectura
"Da la sensación de que la Eurozona se está quedando sin opciones y que las medidas para reducir las diferencias ya no tienen ningún efecto", dice Carsten Brzeski del banco holandés ING, partidario de que de la cumbre de finales de mes emerja una "nueva arquitectura" para la unión monetaria.
Dicha arquitectura debería contemplar una línea de liquidez permanente o facilidades de financiación, además de una supervisión única bancaria y garantías para los depósitos, dice.
Las garantías europeas para depósitos y una autoridad central que pueda cerrar bancos problemáticos se ven como una forma de incentivar el flujo de dinero a través del sistema y la confianza para favorecer los créditos.
Aquellos que apoyan estas medidas creen que una unión rompería el círculo en el que los bancos en dificultades están obligados a depender de sus propios gobiernos y de los bancos centrales, creando un círculo vicioso de endeudamiento creciente que socava las instituciones.
Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo abogan por mayor integración bancaria en Europa. / AFP