En medio de los inconformismos por el rumbo que tomó la situación agrícola del país y los choques entre el Gobierno y el campesinado, la fractura entre los cultivadores y la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) salió a flote nuevamente.
Así se evidenció en el cruce de opiniones entre el vocero de Dignidad Agropecuaria, César Pachón, y el vicepresidente de la SAC, Alejandro Vélez, quienes centraron sus controversias en la representatividad del gremio.
Por un lado, Pachón le dijo a EL NUEVO SIGLO que la SAC “agremia a las federaciones y no han hecho propaganda de promoción al consumo, ni programas de asistencia técnica o semillas. Es que el consumo de per cápita de papa ha bajado de 75 kilogramos habitante año a 45 kilogramos habitante año”.
Enfáticamente afirmó que la Sociedad “nunca defendió al gremio y cuando fueron a negociar los TLC dijeron que con la papa teníamos un producto autosuficiente, que nos sobra”.
Controversias
Sostuvo que apropósito de una investigación de la Universidad Nacional en el que desarrollaron una nueva variedad de papa criolla con características especiales, llegó a Venezuela y Ecuador “porque Alejandro Estévez gerente de Fedepapa les vendió. Es que venden la gallina de los huevos de oro en vez de vender los huevos, venden la vaca en vez de la leche”.
Agregó que la SAC no representa a todos los gremios porque “ellos están en contra de los campesinos. Por ejemplo, recientemente se publicaron apreciaciones del presidente de la SAC, Rafael Mejía y él está en contra de que el Gobierno compre la papa. Cómo así, por qué no nos respalda si es el que tiene que hacerlo”.
En su opinión, dicha situación se debe a que “han sido amañados con el Gobierno y se tapan unos con otros con una cobija”.
Por su parte, el vicepresidente de la SAC le dijo a este diario que ha sido público el papel de la Sociedad de Agricultores defendiendo los derechos de los campesinos.
“Como siempre lo he dicho, estaremos en los lugares que tengamos que estar para defender los derechos. Hemos tenido una posición respetuosa e incluyente, pero no estamos de acuerdo con que la vía de solución sean los movimientos de hecho”.
Acuerdos
Dice que ese no es el estilo de la SAC pues “no es agarrarse e insultar al Gobierno, trabajamos para que se den las condiciones”.
Para Vélez, el futuro de los acuerdos agrícolas no es el mejor, “desde nuestro punto de vista hemos hecho críticas a las medidas tomadas porque no hemos creído a su eficacia, son generadas para darles a los productores una relativa tranquilidad pero en el fondo no soluciona los puntos que se dicen”.
Además, “vemos con preocupación esto desde la perspectiva país, pareciera que el gobierno está en otro país o en un mundo diferente”.
Aclaró que hay un sector productivo que actúa de buena fe pero que quien lo insta a plantear los temas, “no le hace honor dándole las posibles soluciones y se encuentra una sin salida”.
Adicional a ello indicó que los productores plantean de una realidad pero que por el otro lado está el Gobierno “que no tiene la capacidad de dar una solución, y genera una situación de zozobra muy complicada para el país”.
Expuso que sí ha defendido la producción nacional en varias oportunidades como cuando “excluimos el 34% de productos en G3 con México, con Chile más del 40%, con la UE excluimos 109 productos. Pero negar lo que los otros han hecho también es desconocerlo”.
Para Vélez, el problema del agro, entre muchos otros, no son los aranceles sino una regulación del ICA catalogada como “perversa, y es puesta por las casas comerciales para evitar por la vía de la regulación técnica, lo que sería similar a una barrera no arancelaria”.
Sostuvo que la SAC lleva 15 años luchando por eso, y justo cuando lo tenían listo se dio el paro pasado.
Propiedad del campesino
El pasado viernes, el ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde y la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) sostuvieron un encuentro en el que analizaron temas como la asociatividad, la propiedad del campesinado y el salario mínimo, entre otros.
Se abordaron temas como el valor agregado, rentabilidad y propiedad para el campesino, la pobreza que generan microfundios e informalidad de tierras, la conquista de mercados ganados en acuerdos comerciales y la formalización y legalización de tierra.
El jefe de la cartera ministerial invitó a que “analicemos si incrementar el salario mínimo contribuye a ello, o más bien otro tipo de medidas articuladas en las que se incluya la propiedad para el campesino”.
Ante la Junta Directiva de la agremiación de agricultores del país dijo que la intención es “lograr que el campesino sea dueño de sus tierras y de sus cultivos”.
El reencuentro con la SAC se centró en tres de los seis puntos de la agenda: el salario mínimo, los precios y la rentabilidad de la cosecha, además del compromiso reiterado de la agremiación para apoyar la construcción del Gran Pacto Nacional Agrario.
Lizarralde también comentó que tuvo un diálogo franco con la SAC, “constructivo, productivo y proactivo y nos plantearon una agenda de trabajo muy importante y vamos trabajar en tres aspectos que priorizamos: salario mínimo, precios y rentabilidad de la cosecha, que se determine dentro de un programa de comercialización donde adicionalmente, en función del precio y de la comercialización esté la conquista de los mercados que hemos ganado a través de acuerdos comerciales”.
Lizarralde resaltó la receptividad que ha encontrado en la SAC para apoyar la construcción del Gran Pacto Nacional Agropecuario. “Recogemos la propuesta de la SAC de acompañar nuestros foros de diálogo que venimos realizando cada fin de semana con los campesinos en sus regiones. Organizaremos con la presencia de la SAC otros seis foros regionales con temas transversales puntuales”.