China comprometió 43.000 millones de dólares para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) refuerce su capacidad crediticia, con lo que el cortafuegos anticrisis preparado por el organismo financiero alcanza ya 456.000 millones de dólares, informó este lunes la directora del Fondo.
Christine Lagarde saludó las contribuciones de los países que aún no habían precisado cuál sería su aporte, como China que el lunes anunció 43.000 millones de dólares para el mecanismo, o Brasil, México, Rusia e India, que anunciaron una contribución de 10.000 millones de dólares cada uno. Colombia aportará 1.500 millones.
os BRICS, grupo que completan Brasil, China y Sudáfrica, se habían comprometido ya en abril a hacer un aporte para un mecanismo de refuerzo de la capacidad de crédito del FMI que debería alcanzar en total unos 430.000 millones de dólares para naciones en crisis.
Reunidos antes del inicio del G20, los presidentes del grupo "acordaron incrementar los recursos disponibles para el Fondo Monetario Internacional (...) en el entendido de que estos recursos se utilizarán solo luego de (utilizados) los actuales" dineros disponibles, precisó un comunicado difundido tras el encuentro.
Los BRICS señalaron que esperan que "todas las reformas (del FMI) acordadas en 2010 serán completamente implementadas, incluyendo una reforma que incluya el poder de voto y una reforma de las cuotapartes" que aumente su poder en el Fondo como condición para hacer efectiva la entrega del dinero.
El FMI ha obtenido compromisos por 380.000 millones de dólares hasta ahora para su cortafuegos, si se cuenta lo anunciado por Rusia e India.
El ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, sostuvo en rueda prensa que el mecanismo "quedará muy próximo a lo que fue anunciado por el Fondo Monetario Internacional", es decir, unos 430.000 millones de dólares.
El anuncio de la contribución exacta de cada país del grupo de emergentes "será formulado durante la reunión de los líderes" del G20, añadió.
En noviembre de 2010 el FMI aprobó una reforma que aumentaría el poder de voto de varios países, entre ellos los BRICS, en la toma de decisiones del principal organismo financiero del planeta.
Sin embargo, esa reforma no ha sido puesta en práctica porque requiere la aprobación de los Parlamentos de varios países, un proceso lento y que se enfrenta con frecuencia a coyunturas políticas particulares de los socios.
Los accionistas del Fondo se distribuyen el poder de voto en función de la parte del capital del organismo financiero que aporten.