Tal y como lo había informado EL NUEVO SIGLO el pasado viernes, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció ayer no participará en la próxima Cumbre de las Américas de Cartagena (norte de Colombia) el 14 y 15 de abril ni en ninguna otra de esas citas hemisféricas, mientras se mantenga la exclusión de Cuba.
"Después de haber reflexionado detenidamente he decidido que mientras sea presidente de la República del Ecuador no volveré a asistir a ninguna Cumbre de las Américas hasta que se tomen las decisiones que la patria grande nos exige", señaló Correa en una carta enviada a su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos.
El mandatario declinó la invitación en rechazo a la exclusión de Cuba de ese foro, lo que había planteado como un motivo para marginarse de la cita a sus socios de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en febrero pasado.
A diferencia de él, los gobernantes de esos países, liderados por el venezolano Hugo Chávez, confirmaron su participación en el encuentro.
"Por definición, no puede denominarse Cumbre de las Américas a una reunión de la cual un país americano es intencional e injustificadamente relegado. Se ha hablado de 'falta de consenso', pero todos sabemos que se trata del veto de países hegemónicos, situación intolerable en nuestra América del Siglo XXI", refirió Correa.
Además, indicó que "es inaceptable que en estas Cumbres se soslayen temas tan fundamentales como el inhumano bloqueo a Cuba, así como la aberrante colonización de las islas Malvinas (reclamadas por Argentina), las cuales han merecido el rechazo casi unánime de las naciones del mundo".
El mandatario aclaró que su postura no busca ocasionarle "el más mínimo problema" al gobierno de Santos ni "a nuestra querida Colombia", y agradeció al presidente colombiano "profundamente su gentil y reiterada" invitación.
La Cumbre de las Américas convoca a los gobernantes de 34 países del hemisferio, y es el único cónclave regional que reúne a los latinoamericanos con el presidente de Estados Unidos.
Correa confió en que su ausencia sea una "cordial invitación a debatir lo esencial y a actuar en consecuencia".
Entre esos aspectos, el gobernante mencionó la pobreza e inequidad en América Latina, la "ineficaz" lucha antidrogas y la reforma del sistema interamericano de derechos humanos, "hoy celador de intereses ajenos a sus principios fundacionales".
Aún así, el mandatario hizo votos por el buen suceso de la Cumbre. "El deseo de acompañarles es enorme, sólo superado por la firmeza de nuestras convicciones", sostuvo.
Cuba fue suspendida de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1962, en medio de la Guerra Fría. En 2009, el organismo interamericano levantó esa medida, pero hasta ahora La Habana no ha expresado su intención de reincorporarse, lo que le obligaría a suscribir la Carta Democrática Interamericana.