EN DEUDA. Así quedó, de nuevo, el Congreso respecto a la reglamentación del lobby o el cabildeo. Es decir, de fijar las reglas de juego para que los sectores particulares y privados interesados en determinada ley o reforma constitucional puedan intercambiar ideas y propuestas con los senadores y Representantes de forma abierta y transparente.
La urgencia de esa reglamentación se hizo más patente en los últimos días al ponerse sobre la mesa la existencia de presuntas presiones o influencias non sanctas sobre los congresistas por parte de sectores con intereses en algunos proyectos, con el fin de que se hundieran esas iniciativas o los articulados se aprobaran de una forma determinada.
En los corrillos parlamentarios, redes sociales y prensa mucho se habló y especuló sobre lo que había detrás de los cambios introducidos en el polémico proyecto que regulaba la vigilancia privada (que se hundió), el aplazamiento del que regula la producción y comercio de licores, el archivo del que buscaba prohibir el uso de asbesto, el de los cambios en las licencias de conducción y otros más. Incluso en la primera de esas iniciativas, varios parlamentarios tuvieron que salir a desmentir que tuvieran relación cercana con empresas del sector o que estas hubieran aportado a sus campañas electorales.
Lo cierto es que tratar de regular el cabildeo es una tarea aplazada desde hace años. Varios proyectos al respecto se han hundido. Es más, en la actual legislatura, que ya agoniza, había un proyecto cuyo autor es el senador Carlos Fernando Galán, pero como no se le rindió la ponencia correspondiente, se archivará. Sin embargo el congresista le manifestó a EL NUEVO SIGLO que lo volverá a presentar a partir del 20 de julio próximo.
Dicha iniciativa proponía la creación del Registro Único Público de Cabilderos, que manejaría la Secretaría de Transparencia de la Presidencia de la República. Se prohibía dicha actividad a quienes no se encontraran debidamente registrados y certificados. De igual manera, se obligaba a que las personas o entidades que se dedican al lobby informaran ante la Secretaría de Transparencia los intereses que tienen sobre algún proyecto y quiénes son sus los clientes. Dicha información podía ser consultada por cualquier ciudadano.
“La idea es que los intereses que tengan los diferentes sectores sobre un proyecto de ley, un decreto o sobre cualquier gestión de la administración en el diseño y adopción de políticas públicas, se haga sobre la mesa, abierta a los ojos de todo el país, como dijo el juez de la Suprema Corte de Estados Unidos, Louis D. Brandeis: la luz del sol es el mejor desinfectante", precisó el senador de Cambio Radical.
Reacciones
Para la representante Angélica Lozano, de la Alianza Verde, “es una vergüenza, este proyecto se hunde por tiempo, solo tuvo una aprobación en la Comisión Primera… El 20 de julio radicaremos un proyecto de ley que mejore la iniciativa que ha dormido en el sueño de los justos”.
Manifestó que su extrañeza porque siempre se archiva este tipo de iniciativas. “Tenemos unas mesas de trabajo con gente experta, de diferentes organizaciones, y lo que queremos es mejorar el proyecto. En principio le dije al senador Galán para que lo hagamos juntos, y vamos a buscar aliados con otras bancadas”, precisó.
Sostuvo que “hay mucha presión, los gremios no quieren que se regule el lobby, pero tenemos que hacerlo”.
A su turno, el legislador del Polo Democrático, Germán Navas Talero, afirmó que el Congreso en este tema “no está en deuda: lo que no se debe, no está en deuda”.
“No hay ninguna obligación de darle esa oportunidad a los lobistas, que lo hagan afuera. A mí el lobby no me gusta, porque entonces el pobre nunca tendrá la voz aquí para que lo escuchen. Eso es algo montado por algunos poderosos. Me gusta más como estamos, porque eso de tener una persona encima, vendiéndole un producto, es muy aburridor”, indicó.
Dijo que para él “no existe el lobby, lo que existe es el derecho de los ciudadanos a escribirme y yo a contestarles”.
El representante liberal Alejandro Chacón tiene otra opinión. “La verdad nosotros nunca hemos considerado que sea ilícito que la sociedad civil y los sectores que se consideran afectados por una ley, necesariamente no puedan hablar con los congresistas, no puedan contar sus inquietudes y propósitos”.
“Por ejemplo, hicimos un foro sobre la reforma tributaria, y las personas que tuvimos aquí de cara al país fueron de todos los sectores económicos, contando y haciendo las propuestas que consideraban para la reforma, pidiendo unos que se les mantengan los beneficios tributarios, diciendo por qué eran importantes… Eso podría decirse que es un lobby, pero en realidad es la participación activa de la ciudadanía en el Congreso”, agregó.
Aclaró que “lo que está mal es el trámite indebido que pueda haber en temas distintos a la sugerencias y propuestas que, además, se deben hacer públicas y por escrito en cada proyecto de ley”.
Según la representante María Fernando Cabal, del Centro Democrático, “eso (el proyecto de Galán) no se aprobó porque había muchos proyectos represados y no se le dio el trámite… Hay que retomar el proyecto otra vez, ese tema hay que revisarlo. Es importante porque si aquí se exige transparencia, hay que tener también coherencia”.
Entretanto, el representante Arturo Yepes, del Partido Conservador, recalcó que el cabildeo “tiene que ser más bien prohibido. Creo que hay otros escenarios para escuchar institucionalmente como citaciones y audiencias a quienes estén interesados en un proyecto de ley. La reglamentación del lobby es útil en los Estados Unidos, porque la democracia norteamericana lo que hace es consolidar su Congreso como un grupo de representantes de los intereses de los distintos sectores económicos. En Colombia, nuestro modelo constitucional es distinto, los intereses privados de los congresistas están prohibidos y deben ser registrados en un libro”.
Añadió que “cualquier reglamentación sobre el lobby en Colombia, es inconstitucional y por eso lo que debe es abrirse unos espacios donde se escuchen las peticiones del sector privado, sin permitirles que hagan lobby entres los parlamentarios”.