El próximo periodo 2014-2018 del Congreso de la República que se elegirá este 9 de marzo se prevé coincidirá con un momento de cambios sociales, políticos y económicos trascendentales para el país, comenzando por la latente posibilidad de firmar un acuerdo de paz con la mayor y más peligrosa guerrilla del país, las Farc.
A pesar de no haber podido superar un conflicto armado superior al medio siglo de duración, el país ha mejorado la seguridad a partir de la retoma del control territorial en la mayor parte de la geografía en un trabajo que han tenido su aporte fundamentalmente los tres últimos gobiernos.
En materia social hay avances importantes en infraestructuras en salud y educación, sin embargo son altas las deficiencias en la prestación, especialmente en el primero de estos sectores. Igualmente, hay tareas que apenas rinden los primeros frutos como es la reducción de la pobreza y la inequidad.
En tanto que el país goza de una relativa buena salud en su economía con tasas de crecimientos si no superlativas, sí continuadas, y es atractivo para la inversión extranjera; al tiempo que mantiene en el concierto internacional la imagen de una democracia estable, aunque debe presentar aún mayores logros en derechos humanos.
Mientras que lo político se presenta como uno de los mayores retos para el país en aspectos clave como cambiar de fondo el habitual ejercicio de la política, más asociado al beneficio personal que al servicio de la población; así como generar más espacios para la participación de nuevos sectores, incluyendo a las guerrillas luego que hayan dejado el camino de las armas.
En todos estos retos, por supuesto, el Congreso será protagonista de primer orden y responsable en gran medida de que se den los cambios que la mayoría de los colombianos han reclamado desde hace mucho tiempo.
EL NUEVO SIGLOconsultó a cuatro expertos que hicieron un análisis en igual número de frentes sobre el Congreso que necesitaría Colombia en este momento crucial.