Aunque en La Habana no se ha acordado nada sobre cómo acelerar implementación de un eventual acuerdo final de paz, hacerlo por la vía de una comisión especial legislativa, en la que participe la guerrilla, generó un alud de reacciones hostiles que ponen en duda su viabilidad
Si se analiza fría y objetivamente la polémica política desatada en los últimos siete días por el anuncio del presidente Santos en torno a que sería necesaria la creación de un “congresito” para acelerar la implementación de un eventual acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc, habría que decir que al final de cuentas lo que se hizo fue crear una especie de ‘tormenta perfecta’.
¿Por qué? Por cuatro razones básicas. La primera es que la idea de crear una comisión legislativa especial para agilizar las reformas que se deriven del proceso de paz se complicó, de entrada, por culpa del propio Gobierno, no por ponerla sobre el tapete, sino porque lo hizo a cuentagotas, lo que generó un ambiente de ambigüedad que desembocó en evidente hostilidad tempranera a la propuesta.
En la entrevista a la revista Semana Santos apenas si dio pinceladas sobre el tema del “congresito” y admitió que aún era una idea en estudio en la Mesa de Negociación de La Habana, por lo que prefería no ahondar sobre la misma.
Luego, ante el alud de reacciones en contra de la propuesta, le tocó al propio Presidente salir a calmar las aguas. En distintas declaraciones entre miércoles y viernes el Jefe de Estado reiteró la idea del “congresito” pero recalcando, primero, que no hay acuerdo en La Habana al respecto; segundo, que no va a reemplazar ni revocar al Congreso; y tercero, que los parlamentarios tendrían asiento en esa instancia legislativa extraordinaria, y no solo las Farc o el Gobierno.
“… Como vamos posiblemente a requerir otra reforma constitucional, que en esa reforma constitucional podamos crear una instancia, que no es para reemplazar al Congreso, bajo ninguna circunstancia es que hayamos dicho que vamos a revocar al Congreso, no. Es simplemente que dentro del propio Congreso, que es el que va a negociar ese acto legislativo, a aprobar ese acto legislativo, se podría determinar que hay un grupo, que pueden ser los congresistas, que pueden ser de la Comisión I del Senado o de la Cámara, más algunos representantes de las Farc, que tengan la capacidad de darle la implementación legal a los acuerdos a que lleguemos”, dijo Santos el jueves.
Agregó ese mismo día que aunque “esa (la del “congresito”) es una de las posibilidades, hay muchas otras. Hay otras que hablan de facultades al Presidente, otras que hablan de que sea el propio Congreso, algunas que sea la constituyente. Yo mencioné eso como una posibilidad, pero no ha sido acordado, para no generar mucho ruido en ese sentido”.
También le tocó al ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, salir a tratar de controlar la ‘rebelión’ en el Congreso, en donde no sólo se criticó que no se hubiera informado con anterioridad de lo que se estaba discutiendo con las Farc, sino que los parlamentarios utilizaron calificativos tan duros como el de un intento de ‘golpe de estado’ contra el Parlamento.
Lo primero que hizo el titular de la cartera política fue tratar de erradicar el nombre de “congresito”, algo que también buscó el Presidente, y lo cambió por el de la comisión especial legislativa.
Según Cristo, dicha comisión no limitará las funciones del Congreso, ni las sustituirá, mucho menos lo revocará. También recalcó que la iniciativa debe pasar por la aprobación del Congreso, luego de un acuerdo con los partidos políticos. "La propuesta debe hacer el trámite normal de cualquier acto legislativo y se dedicaría exclusivamente al estudio e implementación de los acuerdos para avanzar en la construcción de la paz en las regiones", explicó.
Cristo resaltó que el Gobierno tiene la responsabilidad de explorar los diferentes instrumentos que se requieren por parte del Estado, para que una vez, firmado el acuerdo de paz en La Habana, se dé cumplimiento a lo pactado. Para esto, agregó, se requerirá un paquete de leyes y seguramente normas constitucionales.
El Ministro dijo que el siguiente paso es dialogar con los partidos políticos y si hay el mayor consenso, la iniciativa de crear una cámara legislativa especial se llevaría al Congreso.
‘Rebelión’ de largo aliento
El segundo aspecto que convirtió la polémica de esta semana en una ‘tormenta perfecta’ alrededor del proceso de paz, es que el Gobierno logró poner en la misma orilla a parte de su coalición parlamentaria y el uribismo, puesto que el Congreso, reaccionando como unidad de cuerpo y defendiendo su poder jurisdiccional, fue claro en advertir que por ninguna razón se dejará desplazar.
Como lo registrara EL NUEVO SIGLO a lo largo de la semana, muy pocos senadores y Representantes a la Cámara apoyaron la idea del “congresito”, incluso cuando tanto el Presidente como el ministro Cristo la fueron precisando cada vez más.
Lo cierto es que, al final de la semana, el propio Senado, en su página web, advertía que con el liderazgo del presidente del Senado Luis Fernando Velasco las bancadas de gobierno y de oposición "cerraron filas" frente al papel constitucional del legislativo, tras la propuesta del Jefe del Estado de crear la figura del "congresito".
"Un poder de una democracia no puede tomar decisiones de otro poder. ¿Qué pensaría el país si yo le propongo al Congreso un acto legislativo para quitarle funciones a los jueces y asumirlas el mismo Congreso?... ¿Qué pensaría el país si proponemos que se acabe el gabinete ministerial y creamos un gabinetico?", dijo el senador liberal, que es, sin duda, como presidente del Senado, una de las cabezas visibles de la coalición de Unidad Nacional.
Ahora, en la oposición las críticas no fueron de menor tenor. El senador y expresidente Álvaro Uribe aseguró que en el país existen más prioridades que pensar en un “congresito”.
"… El país tiene prioridades: el deterioro de la economía y el deterioro de la seguridad, deberían ser las prioridades en la cuales está empeñado el gobierno", dijo.
Tras criticar los vacíos del proceso de paz con las Farc, el Jefe de Estado recalcó que "esas cosas no las han resuelto allá, el gobierno hablaba que tiene 28 puntos por resolver con las Farc, no los han resuelto, son esenciales y ahora nos están hablando que del 'congresito".
"Yo le preguntaba ayer a los compañeros: bueno pero explíquenme cuál es el 'congresito' que el Presidente propone. Entonces me dijeron que llevar unos de las Farc de colegisladores a la Comisión Primera. ¿Cómo así? O sea que los van a sumar a las mayorías del gobierno de la Comisión Primera, entonces van a llevar allí a las Farc para que legisle en su propio beneficio y quiénes van a ir y cómo los van a escoger", se interrogó el líder del Centro Democrático.
A su turno, la senadora Claudia López, de la Alianza Verde, que ha acompañado al Gobierno en algunos temas en el último año, le solicitó al presidente Santos "que deje de improvisar. La paz del país necesita pasos ciertos. Nos cuenta a diario un detalle de sus ideas. Lo que necesitamos saber, es que se está concertando con las Farc en La Habana".
En el Polo, otro de los aliados del Gobierno en materia de proceso de paz, tampoco hubo eco positivo a la propuesta del “congresito”. Según el senador Jorge Robledo la "viabilidad jurídica de la propuesta del Ejecutivo es imposible. "Sería necesario reformar la Constitución. Este sería el primer obstáculo. La propuesta de Santos es un globo, que busca tapar quién sabe qué cosa. El papel del Congreso es estudiar y debatir el trámite de los acuerdos entre el Gobierno y las Farc", precisó.
Entretanto, el presidente del Directorio Nacional Conservador, David Barguil, también rechazó la propuesta y dijo que “en el tema de fondo, nos preguntamos: ¿es que acaso están pretendiendo que los guerrilleros de las Farc hagan parte del Congreso, que aprobara las leyes en virtud de los acuerdos de La Habana las leyes que les benefician a ellos mismos? Eso tiene que ser rechazado por parte de todos los colombianos y de los sectores políticos”.
La refrendación
El tercer elemento de la ‘tormenta perfecta’ creada por el Gobierno con su propuesta del “congresito” se refiere a que la idea fue tan confusa que, de inmediato, más de un sector político lo que entendió es que se estaba haciendo un esguince al proceso de refrendación popular de los acuerdos con las Farc.
Si bien tanto el presidente Santos como el ministro Cristo insistieron en que el “congresito” es para acelerar la implementación de los acuerdos, y que no obvia ni sustituye el proceso de refrendación popular, lo cierto es que las críticas no se hicieron esperar, sobre todo desde el uribismo.
"Nosotros creemos que el pueblo colombiano es el que tiene el derecho de decir, no de una manera subliminal y emotiva con un sí o no, sino a través de una gran discusión si los acuerdos se aceptan total o parcialmente, si se rechazan total o parcialmente se modifican. Eso no son las Farc y el gobierno solitos, eso le corresponde al pueblo colombiano, porque es una decisión de país", insistió el expresidente Uribe.
Lo cierto es que sobre este punto de la refrendación el presidente Santos sí fue claro en advertir que todavía no se sabía si se acudiría a un referendo o a otro mecanismo de participación popular, como un plebiscito o una consulta popular.
Como se sabe, en la opinión pública está acendrada la idea de que será un referendo e incluso el Congreso aprobó una reforma constitucional que permite que los referendos por la paz se puedan votar el mismo día de elecciones ordinarias. Pero el Gobierno parece que aún no tiene definido ese asunto.
¿Marco insuficiente?
Y el cuarto elemento de esta ‘tormenta perfecta’ lo terminó sumando el propio presidente Santos cuando al explicar la necesidad eventual de ese “congresito”, dijera que el Marco Jurídico para la Paz no alcanzaba para tramitar todos los temas que se derivarán de un acuerdo de paz con las Farc.
“Es muy posible que se requiera alguna reforma constitucional porque el Marco Jurídico para la Paz no contempla todos los puntos que posiblemente se acuerden en La Habana”, sostuvo el mandatario.
La afirmación sorprendió a más de uno, ya que se creía, por lo menos así lo había defendido el Gobierno a lo largo del último año, no sólo en La Habana ante las Farc, sino cuando defendió la reforma ante la Corte Constitucional, que el Marco Jurídico alcanzaba para tramitar la mayoría de las leyes ordinarias y estatutarias que se derivaran de un eventual acuerdo de paz.
Es más, una de las principales réplicas de los congresistas a la propuesta del “congresito” fue, precisamente, que no era necesaria tal figura porque para eso estaba el Marco Jurídico de la Paz.
Según el senador Roy Barreras, copresidente de La U, sin duda alguna se van a necesitar unas reformas que el Marco Jurídico no contempla y argumentó que es necesario implementarlos mediante leyes que se desarrollen dentro de órgano legislativo.
Para el presidente del Senado el Congreso está presto a hacer los ajustes jurídicos que se necesitan para implementar los acuerdos a lo que se llegue y no están contemplados dentro del Marco Legal para la Paz. Agregó que eso no quiere decir que este haya quedado mal hecho sino que los puntos dentro del acuerdo con la guerrilla son amplios.
De acuerdo al presidente de la Cámara, Alfredo Deluque, desde el principio estaba pronosticado que aparte del Marco Legal para la Paz se tenían que hacer algunas leyes adicionales para la implementación de los acuerdos.
El senador uribista Alfredo Rangel manifestó que el Marco Jurídico nunca contemplaba la implementación de los acuerdos, por lo que con la explicación dada “el Presidente Santos está buscando de manera artificial argumentos para sustentar una propuesta que es absolutamente improvisada. El Marco Jurídico para la Paz no tenía como propósito el desarrollo de los acuerdos de La Habana, sino simplemente darle solución jurídica a los crímenes de las Farc”…
Todo ello ocurrió en menos de siete días alrededor de la propuesta sobre el “congresito”. Aunque el Gobierno insiste en que es apenas una idea en estudio y que hay otras opciones para implementar los acuerdos a que se llegue, lo cierto es que la del “congresito”, si llegara a ser la finalmente escogida, corre un alto riesgo de naufragar, ya que su lanzamiento al agua se dio en medio de una ‘tormenta perfecta’.