La conferencia de París sobre Siria exhortó al Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar urgentemente una resolución obligatoria que, "bajo el capítulo VII", retome el plan de Kofi Annan y el acuerdo logrado la semana pasada en Ginebra sobre una transición política en ese país.
En ese marco, los participantes, un centenar de países Amigos del Pueblo Sirio, pidieron que dicha resolución "imponga medidas (...) para asegurar su respeto", es decir sanciones a nivel de la ONU que podrían tomarse contra el régimen de Damasco. Siria es objeto actualmente de sanciones decididas separadamente por Estados Unidos, la Unión Europea y la Liga Árabe.
El "capítulo VII" de la ONU permite sanciones e incluso el recurso a la fuerza contra quienes no respeten una resolución. Pero las conclusiones adoptadas en París el viernes limitan en esta fase los medios de presión a la amenaza de sanciones.
Las medidas para imponer el respeto de la resolución se inscribirán en el marco del capítulo 41 de la Carta de las Naciones Unidas, según el texto de conclusiones de la reunión.
Este artículo estipula que el Consejo de Seguridad "puede decidir qué medidas que no impliquen el empleo de la fuerza armada deben ser tomadas para dar efecto a sus decisiones".
Las reglas de la ONU prevén también un recurso a un artículo 42. Este estipula que si el Consejo de Seguridad estima que las medidas previstas en el artículo 41 fueran inadecuadas o se revelaran como tales, puede emprenderse, por medio de fuerzas aéreas, navales o terrestres, toda acción que él considere necesaria para el mantenimiento o el restablecimiento de la paz y de la seguridad internacionales.
Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad se pusieron de acuerdo el sábado pasado en Ginebra sobre la propuesta de formar un gobierno de transición en Siria, aunque sin mencionar explícitamente el retiro del presidente sirio.
El plan del emisario internacional Kofi Annan prevé, entre otras medidas, un alto el fuego.
Los países occidentales, por un lado, y Rusia y China, por el otro, interpretan de manera divergente ese acuerdo. Moscú y Pekín consideran que corresponde a los sirios decidir sobre su futuro, mientras que los países occidentales estiman que ese documento implica la partida de Bashar al Asad.
Los participantes en la reunión de París reiteraron que al Asad debe dejar el poder. "Los participantes convinieron y afirmaron claramente que aquéllos cuya presencia comprometería la credibilidad de la transición (en Siria) deberán ser apartados", por lo que recalcaron que "Bashar al Asad debe abandonar el poder", dice el texto.
Los participante decidieron asimismo "aumentar masivamente la ayuda a la oposición" en particular proporcionándole "medios de comunicación".
La próxima reunión del grupo Amigos del Pueblo Sirio tendrá lugar en Marruecos, e Italia se declaró dispuesta a recibir la siguiente, indica el texto.