Complejo exportador chino quiere ser imperio de la moda | El Nuevo Siglo
Sábado, 7 de Mayo de 2016

CHE Yong desea convertir a su fábrica de ropa en un imperio de la moda similar a H&M, una cadena sueca de ropa que ha dominado la calle de la moda juvenil de China, pero hasta el momento sus diseños sólo han acumulado polvo.

 

La compañía de Che, Wansi Garment, cada año produce miles de camisetas para los compradores extranjeros, incluido un pedido reciente con diseños de los personajes de Disney.

 

Wansi es uno de los 700 exportadores de ropa en Luojiaji, un distrito en la ciudad de Nanchang y una famosa base exportadora de camisetas que se ubica en el centro de China. Entre los chinos prácticamente pasa desapercibido, en cambio los compradores extranjeros lo conocen muy bien. Entre sus clientes se encuentran  Walmart, Starbucks y la NBA.

 

En los dos años pasados, las fábricas en Luojiaji se han visto obligadas a reinventarse debido a que las utilidades se vieron mermadas por los crecientes costos, los pocos incentivos fiscales, la pérdida de pedidos y la apreciación de la moneda china, el yuan.

 

Che Yong también trató de remodelarse a través de la creación de su propia marca, pero esta decisión ha enfrentado algunos retos. "Nadie conoce mi marca y nadie acude a comprarla", comentó Chen, con un dejo de amargura. En su comercio tiene almacenadas prendas de vestir por un valor de al menos 2 millones de yuanes (cerca de 310.000 dólares).

 

"Luojiaji es muy fuerte en manufactura, pero tiene poca experiencia en diseño y ventas", comentó. El año pasado, Luojiaji produjo 650 millones de piezas de ropa y contrató a 70.000 trabajadores.

 

"La mayoría de las firmas ha empezado a vender ropa bajo su propia marca, pero ninguna es lo suficientemente fuerte como para establecerse en el mercado", indicó.

 

Sin embargo, Che sigue soñando con establecer un imperio de la moda. A la firma sueca H&M le ha ido bien en el mercado chino gracias a su concepto de cambiar rápidamente las colecciones de ropa barata. Los compradores hacen fila para pagar en las tiendas de H&M en el centro de la capital china, Beijing. Otras marcas de la moda, como la española Zara y la japonesa Uniqlo también son populares en China.

 

Che Yong está buscando asociarse para construir una cadena como H&M en ciudades más pequeñas. En Luojiaji, algunas firmas se especializan en hacer camisetas de cuello redondo, unas más tienen diseños originales con impresión floral y otras son buenas fabricando cuellos altos. "Debemos unir nuestras fortalezas y crear una cadena como H&M o Uniqlo", sugirió.

 

Levantar la cadena de valor

En Luojiaji, Wan Suli es una empresaria veterana que está decidido a establecer una marca valiosa. Wan, que durante 20 años ha bordado logos para Starbucks y camisetas deportivas de la NBA, estableció su propia marca Fengyitianxia (que significa el fénix majestuoso) para vender vestidos tradicionales Qipao. En los tres años pasados, gastó 40 millones de yuanes para comercializar la marca.

"Todos dicen que estoy loca por gastar el dinero de esa manera. Mis ventas anuales apenas son de 60 millones de yuanes", dijo Wan. "Pero creo en el valor multiplicador de la marca".

Sus vestidos de diseñador para mujer cuestan 4.000 yuanes (cerca de 615 dólares) la pieza y un diseño personalizado bordado a mano puede alcanzar un valor de hasta 100.000 yuanes (15.290 dólares).

 

El año pasado, la venta de vestidos de alto diseño representó el 20 por ciento de sus ventas. Sin embargo, los esfuerzos de Wan para posicionar su marca han sido desafiados por las actuales dificultades económicas, como la escasez de efectivo.

 

"El vendedor de materiales dijo que tenía que pagar en efectivo y no tengo tanto dinero porque generalmente recibimos el pago varios meses después de la entrega", afirmó Wan. Tuvo que rechazar 90 por ciento de los pedidos de los vestidos de diseñador en los meses pasados.

 

“El periodo mínimo para que una marca se establezca es de cinco años. Creo que sobreviviré", dijo la empresaria.

 

Estilo individual

Durante las tres décadas pasadas, Luojiaji ha operado bajo un modelo fijo, como cualquier otro centro manufacturero en China: obtener dinero por la cantidad y producir masivamente decenas de miles de las mismas camisetas.

 

Zhang Donghong, subgerente de la compañía de ropa Huajun, dijo que un solo pedido podría llegar a 500.000 camisetas y que el más pequeño es de unas 50.000 piezas. "No haríamos menos que eso porque nos basamos en la enorme cantidad para obtener ganancias", afirmó. La compañía gana 50 centavos por cada camiseta.

 

No obstante, el patrón se ha visto obligado a cambiar. "Los clientes se han vuelto más selectivos y a nadie le gusta encontrar ropa repetida", comentó Zhang. Ahora, a los ejecutivos como Zhang les preocupa que los grandes pedidos dañen los niveles de habilidades de los empleados.

 

La era de las ventas por internet también implica una demanda más personalizada. A principios de este año, un cliente de Gales hizo un pedido de 100 camisetas para hombre, por un valor de 819 dólares. "Al llegar a los clientes finales obtenemos 50 por ciento más que con las ventas al mayoreo", agregó Zhang.

 

Muchas compañías han saltado a los compradores domésticos, que tradicionalmente habían sido ignorados. Treinta y cinco por ciento de las ventas de la compañía de ropa Huaxing, una de las más grandes en Luojiaji, se hicieron a compradores domésticos el año pasado.

 

Recorte de costos

El propietario de la Compañía Global de Textiles y Ropa Jiangxi, Li Chunming, acaba de perder a un gran cliente. "Un socio cuyas ventas anuales eran de 300 millones de yuanes decidió invertir en países asiáticos del suroeste", indicó Li.

 

"Las fábricas en Vietnam y Bangladesh se han apropiado de los pedidos con precios 20 por ciento inferiores a los nuestros", se quejó.

Durante los años pasados, los pedidos han estado creciendo entre 10 y 15 por ciento cada año en Luojiaji. Antes de 2015, las compañías tenían que pelearse por trabajadores para satisfacer los crecientes pedidos. Sin embargo, el año pasado los pedidos tuvieron cero crecimiento, declararon a Xinhua ejecutivos de compañías.

 

"Aconsejé abrir una fábrica en un país asiático del suroeste", admitió Li.

 

Para las fábricas de Luojiaji, recortar costos es inevitable. La compañía Huaxing compró un sistema de colgado automatizado, que sustituyó a 15 por ciento de los trabajadores. El equipo de cortado con láser ayudó a ahorrar 20 por ciento de la tela que el cortado manual.

 

 

Innovación

El gobierno local también ha sentido el dolor de las compañías y destinó fondos para ayudar al desarrollo de la industria de la ropa.

 

Un mercado de telas con un costo de 1.200 millones de yuanes (180 millones de dólares) se está construyendo en Nanchang. Entrará en operación en octubre de este año, dijo Qin Runming, director del Parque Industrial Changdong en Luojiaji.

 

"El parque ayudará a las fábricas locales a reducir costos porque no tendrán que viajar a la costa este a encontrar telas y materiales", agregó.

 

El gobierno de Jiangxi también construirá un área de 30 hectáreas para impulsar los diseños innovadores y la comercialización de los productos de las fábricas de ropa. Con un costo de 1.500 millones de yuanes, el parque será completado en el 2018.