El técnico José Pekerman no es muy amigo de realizar cambios drásticos pero en esta ocasión le tocará, en defensa por la ausencia de Zapata, y en el sector medular para que el equipo recupere solidez, tenga salida y haya acompañamiento para Falcao García
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Las derrotas son dolorosas pero en ocasiones necesarias y ese puede ser el caso de la Selección Colombia de cara al crucial partido del martes frente a un Perú que llega envalentonado, aunque no por ello, no se le pueda ganar.
Tal vez al onceno patrio le faltaba un resultado adverso como el del jueves ante Paraguay para darse cuenta que le faltaba camino para llegar a Rusia 2018 y que depende única y exclusivamente de lo que haga en Lima, para no quedarse del tren mundialista.
Atrás quedó esa, que si es bien capitalizada puede ser una gran enseñanza y ahora lo que realmente cuenta es aplicar lo que se haya aprendido para enfrentar a los incas, en lo que debe ser un partido perfecto.
Pero ¿cómo enfrentar a Perú? Muchas son las posibilidades pero el técnico José Pekerman será el que tenga la última palabra en cuanto a definición de la nómina, planteamiento y estrategia.
Es evidente que en esta eliminatoria el seleccionador argentino al servicio de Colombia ha cometido errores que han costado puntos. Pero también lo es que ha diseñado partidos brillantes, como los dos frente a Ecuador y otros más elaborados como frente a Brasil.
El seleccionado nacional no debería estar sufriendo hoy, sino celebrando. No obstante, la realidad es otra y hay que afrontarla con valentía y con la certeza de que se puede vencer a Perú y que con los tres puntos se recompondrá el camino y se llegará a Rusia, sin depender de nada ni de nadie.
Sin duda, la mayor parte del trabajo que deberán realizar Pekerman y sus acompañantes en el cuerpo técnico es recuperar a los jugadores mental y anímicamente y recordarles que cuando juegan serios y no se arriesgan sino que se hace lo estrictamente necesario, se sacan resultados.
A Perú no se le pueden dar espacios y mucho menos a Guerrero, quien es incansable, que pelea los 90 minutos y que es un líder que motiva a sus compañeros.
Justamente, el estratega nacional debe entregarle la responsabilidad a uno, aunque sea a uno de sus jugadores, de tener mando en la cancha, de determinar qué se debe hacer, es decir que si el equipo se debe replegar, que lo ordene o si se debe ir al ataque con sus laterales, que lo diga y que sus compañeros le obedezcan.
Si se cuenta con ese elemento, que en el Mundial de Brasil fue Mario Alberto Yepes, se evitarán errores garrafales. En ese camino está Abel Aguilar, pero el volante debe tomar la iniciativa, no esperar a que el técnico o sus asesores se lo digan.
En la cancha
Otro factor para tener en cuenta es, y aunque es una frase muy trajinada, el que sale a buscar el empate, pierde. Es por ello que habrá que ir por la victoria a Lima, pero el plan debe ser bien elaborado, diseñado milimétricamente.
A Pekerman no le gusta salir a defenderse y ese es un punto a favor sí toma medidas preventivas para no dejar boquetes como los que se abrieron frente a Paraguay en Barranquilla, sino que se tiene un bloque defensivo compacto y eso incluye a la primera línea de volantes.
Para lograrlo, el técnico argentino tendrá que realizar variantes y ponerle un aliado a Carlos Sánchez que le cubra la espalda y que cope los espacios cuando los laterales se vayan al ataque porque no es posible que Fabra y Arias se proyecten y no tengan quién los respalde y a los incas no se les pueden dar esas ventajas porque pasarán factura y bien alta.
Y, si se piensa en reforzar la primera zona medular, en donde podrían estar Sánchez, Abel Aguilar y Cardona, pero con labores puramente defensivas como ya lo ha hecho en otras ocasiones, es necesario pensar en qué hacer de ahí hacia adelante.
James Rodríguez, de seguro, no será tocado. El que tiene el puesto en duda es Cuadrado y lo podría perder con Chará, quien desequilibra, pero debe estar más activo en la función de marca. El problema es que si Pekerman opta por reforzar el mediocampo, nuevamente Falcao García quedará solitario en punta y tendrá que tirarse muy atrás a llevar el balón para intentar marcar.
El rompecabezas está bien difícil de armar. Sin embargo, la ventaja es que Pekerman es un hombre experimentado, curtido y que en los momentos difíciles tiene la claridad para diseñar una nómina y un planteamiento efectivo y eficaz.
No obstante, hay otra preocupación y es la ausencia de Zapata en la defensa por acumulación de amarillas. Su reemplazante natural debe ser Oscar Murillo, quien tiene algo de experiencia pero no el recorrido que el zaguero del Milán de Italia. Esa “desventaja” puede traducirse en ventaja porque se tendrá una pareja de centrales rápida, aunque requerirá de que Ospina les hable mucho para mantenerlos despiertos.
¿Y Perú?
En Colombia se hizo célebre una frase: “a mí no me importa el rival sino mi equipo”. No se puede caer en ese error. Al Perú de Ricardo Gareca hay que analizarlo y muy bien porque es una selección que aparte de mucho trabajo táctico tiene ganas y mucha entrega.
Es por ello que hay que jugarse con cautela, lo que no significa especular y apostar por el empate, sino manejar los tiempos del partido y saber que de entrada el local intentará irse arriba en el marcador y tener tranquilidad para sacar el resultado que necesita.
No se puede lanzar a los dos laterales a la vez al ataque y cuando uno de ellos lo haga, un volante debe tomar su lugar, son conceptos básicos del fútbol pero que se deben aplicar para luego no tener que lamentarse.
El otro, es quitarle el balón porque los incas saben utilizarlo y hacen daño, pero si no lo tienen, tendrán que desgastarse intentando recuperarlo. Y con pequeños detalles, se puede conquistar la anhelada victoria y no tener que sufrir la angustia de que se den o no otros resultados.
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