El juicio de dos exalcaldes ruandeses por su presunta participación en el genocidio perpetrado en Ruanda en 1994 se inició el martes en París, dos años después de un primer proceso en Francia por las matanzas en ese país.
Octavien Ngenzi y Tito Barahira, que niegan los hechos, son acusados de haber participado directamente en el asesinato de cientos de tutsis refugiados en la iglesia de Kabarondo, pueblo del este de Ruanda, el 13 de abril de 1994.
Al abrirse el proceso, los dos acusados afirmaron calmamente que responderán a las preguntas de los magistrados y que no utilizarán su derecho a guardar silencio.
Barahira, que cumplirá 65 años en junio, dijo ser "jubilado"; Ngenzi, de 58 años, se presentó como "ingeniero forestal".
Ambos, alcaldes sucesivos de la ciudad, son acusados de los cargos de "crimen contra la humanidad", "genocidio" y "práctica masiva y sistemática de ejecuciones" para aplicar un "plan concertado con el fin de destruir" el grupo étnico tutsi.
Este juicio, que durará ocho semanas, se celebra dos años después del de Pascal Simbikangwa, un excapitán del ejército ruandés condenado a 25 años de reclusión criminal por complicidad en crímenes de genocidio.
En cambio, en octubre de 2015, el sacerdote Wenceslas Munyeshyaka, el primer ruandés objeto de una denuncia en Francia, fue sobreseído.
Actualmente, 26 casos relacionados con el genocidio ruandés de 1994 son instruidos en Francia por un grupo de investigadores y magistrados especializados en crímenes contra la humanidad.
A diferencia del primer proceso, que abordaba los asesinatos en los retenes en la región natal del presidente hutu Juvénal Habyarimana, cuyo asesinato fue el detonante del genocidio, el caso contra los dos exalcaldes se centra en zona concreta de una provincia.
En Kabarondo, las masacres se perpetraron en un espacio limitado, entre el estadio de fútbol, el ayuntamiento y la plaza del mercado, y en un tiempo récord.
En esta localidad cercana a la frontera con Tanzania, los asesinatos terminaron antes de finales de abril, con la llegada de la rebelión tutsi del Frente Patriótico Ruandés (FPR), actualmente en el poder. En Kigali, la capital, el genocidio acabó en julio.
Según cifras de la ONU, al menos 800.000 personas murieron en el genocidio ruandés.