El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas condenó el viernes la intervención de todos los combatientes extranjeros en Siria, y en particular a los del Hezbolá.
Una resolución al respecto, presentada fundamentalmente por Estados Unidos, Qatar, Turquía y Arabia Saudita, fue adoptada por 37 votos a favor, un voto en contra (el de Venezuela) y 9 abstenciones.
Dicha resolución "condena enérgicamente la intervención de todos los combatientes extranjeros" en Siria, "sobre todo a los que luchan a favor del régimen", citando en particular "al Hezbolá".
Dicho texto destaca con preocupación que su implicación "exacerba el deterioro de la situación humanitaria y relativa a los derechos humanos, lo que tiene consecuencias negativas graves en la región".
El 29 de mayo, el Consejo ya había adoptado una resolución condenando la intervención de "combatientes extranjeros", pero sin citar al Hezbolá, que combatió junto a las fuerzas armadas en Quseir, y pidiendo una investigación de la ONU sobre la violencia en esa ciudad.
Por otra parte, el texto adoptado el viernes por el Consejo condena "todas las masacres cometidas" en Siria y destaca que "es necesario lograr que sus autores rindan cuentas".
Acusan uso de armas químicas
Estados Unidos acusó por primera vez al régimen sirio de recurrir a armas químicas contra los rebeldes, a quienes prometió una ayuda militar.
Esa postura fue rechazada por Rusia, aliada del régimen de Bashar al Asad, que consideró "no convincentes" las acusaciones estadounidenses y poco favorable para la paz la decisión de acrecentar la ayuda a los insurgentes.
El régimen sirio calificó de "mentiras" las acusaciones de Washington y aseguró que están "basadas en informaciones fabricadas" para intentar hacer "asumir al gobierno sirio la responsabilidad del uso" de armas químicas.
El régimen había acusado en marzo a los rebeldes de recurrir a armas químicas en la región de Alepo (norte) y había rechazado una investigación de la ONU sobre armas químicas en el conjunto del territorio sirio.
El consejero adjunto de seguridad nacional del presidente Barack Obama afirmó el jueves que los servicios de inteligencia estadounidenses habían llegado a la conclusión de que el régimen de Asad" ha usado armas químicas, entre ellas gas sarín, en pequeña escala, contra la oposición en múltiples ocasiones en lo que va de año".
Según el gobierno estadounidense, entre 100 y 150 personas, como mínimo, han fallecido en ataques con armas químicas, precisó el consejero adjunto en un comunicado.
"El presidente ha dicho claramente que el uso de armas químicas, o la transferencia de armas químicas a grupos terroristas, es una línea roja para Estados Unidos", explicó el consejero Ben Rhodes. "El presidente ha afirmado que el recurso a armas químicas cambia su ecuación, y es el caso".
Añadió que la Casa Blanca no ha tomado aún una decisión sobre la imposición eventual de una zona de exclusión aérea, reclamada por la oposición para hacer frente a la poderosa fuerza aérea de Asad.
Pero según el Wall Street Journal, los responsables militares estadounidenses propusieron implementar una pequeña zona de exclusión aérea, que cubriría los campamentos de entrenamiento de los insurgentes.
La zona avanzaría unos 40 km hacia el interior de Siria y sería de hecho vigilada por aviones artillados con misiles aire-aire.
Las pruebas de Obama no convencieron a los rusos
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussem, pidió el viernes a las autoridades sirias que permitan a la ONU investigarlas acusaciones de uso de armas químicas.
"Urge que el régimen sirio deje a la ONU investigar el uso de armas químicas", afirmó Rasmussen en su cuenta Twitter, calificando de "totalmente inaceptable" el recurso a ese tipo de armas.
Pero el consejero diplomático del Kremlin, Yuri Ushakov, estimó que las acusaciones de Estados Unidos "no son convincentes".
"Lo diremos claramente: lo que presentaron los estadounidenses no nos parece convincente", dijo, y añadió que la decisión estadounidense de aumentar la ayuda a los rebeldes "complicará" los esfuerzos de paz, aludiendo a la conferencia internacional sobre Siria que Moscú y Washington intentan organizar desde hace varias semanas.
La Unión Europea afirmó que las nuevas acusaciones "hacen más necesario el despliegue de una misión de verificación de Naciones Unidas en Siria", dijo una portavoz de Catherine Ashton, la jefa de la diplomacia europea.
Desde que comenzó el conflicto sirio en marzo de 2011, más de 93.000 personas han perdido la vida, aseguró la ONU al publicar el jueves su último balance, una cifra similar a la del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Entre los fallecidos, hay al menos 6.500 niños.