Yemen se convirtió en escenario de nuevos combates y bombardeos aéreos este lunes, primer día de una tregua acordada por los beligerantes, que minimizaron los ataques, mientras la ONU quiere aprovechar el cese el fuego para acelerar las conversaciones de paz.
El conflicto, que dura ya más de un año, ha desestabilizado la región, con la rivalidad entre Arabia Saudí e Irán como telón de fondo.
Aplicado desde medianoche (21H00 GMT), el alto el fuego era respetado en general, a pesar de algunos "ataques de los rebeldes chiitas" proiraníes, aseguró a la AFP el general Mohamed Ali al Makdashi, jefe del Estado Mayor de las fuerzas leales al presidente Abd Rabo Mansur Hadi, respaldado por una coalición arabosunita.
Se trata de violaciones "menores", precisó el portavoz de la coalición liderada por Arabia Saudí, Ahmed Asiri. "Es la primera vez y tenemos que mostrar paciencia", explicó a la AFP.
Los rebeldes, así como las fuerzas gubernamentales y la coalición dirigida por Riad, habían anunciado claramente que aceptaban el alto el fuego y se comprometían a cumplirlo.
Pese a ello, según rebeldes citados por su agencia, se produjeron 33 violaciones de la tregua con al menos un bombardeo aéreo de la coalición en la región de Taez (sudoeste), y operaciones de los progubernamentales en Karish (sur), Nahm (noroeste) y Marib (centro).
Las fuerzas leales a Hadi citaron, por su parte, 25 violaciones del alto el fuego en Taez (con un civil muerto) y aseguraron que su respuesta se había limitado a la "autodefensa".
Por el contrario, la capital yemení, Saná, en manos de los rebeldes hutíes proiraníes, no había sido bombardeada desde el domingo, según un fotógrafo de la AFP.
Durante una reunión con el mediador de la ONU en Riad, el primer ministro yemení Ahmed ben Dagher minimizó las violaciones y afirmó que la tregua parecía estar cumpliéndose.
"Queremos una paz duradera" en Yemen, donde "las armas estén exclusivamente en manos del Estado", aseveró.
Yemen se encuentra sumido en el caos desde el surgimiento de la rebelión hutí, rebeldes de la importante minoría chiita zaidita, concentrada sobre todo en el norte del país.
Según la ONU, el conflicto en Yemen ha dejado unos 6.300 muertos en un año, la mitad de ellos civiles, y 30.000 heridos, además de unos 2,4 millones de desplazados.
La comunidad internacional también está preocupada por la cada vez mayor influencia de los grupos yihadistas, como Al Qaida y Estado Islámico (EI), en este país, el más pobre de la Península Arábiga, donde se calcula que el 80% de la población necesita ayuda humanitaria.
- Un alto el fuego 'fundamental' -
El enviado especial de la ONU, Ismail Uld Sheij Ahmed, celebró la tregua y exhortó a todas las partes y a la comunidad internacional a "permanecer firmes en el apoyo a este cese de hostilidades".
Este alto el fuego "es fundamental, urgente y muy necesario. Yemen no puede permitirse la pérdida de más vidas", añadió.
Para el diplomático, se trata de "un primer paso en el regreso de Yemen a la paz", antes de que se reanuden las conversaciones de paz el 18 de abril en Kuwait entre el gobierno y la alianza hutíes-Saleh.
La ONU tiene previsto negociar un acuerdo para compartir el poder en Yemen. Pero el presidente Hadi insiste en la aplicación de la resolución 2216 del Consejo de Seguridad de la ONU, que pide la retirada de los hutíes de las zonas ocupadas y la devolución del armamento pesado robado al ejército.
La nueva tregua es el cuarto intento de cese de las hostilidades en 2015. A pesar del rápido fracaso de las anteriores treguas, los expertos estiman que esta vez tiene más posibilidades de respetarse puesto que la ONU preparó bien el terreno y creó comisiones mixtas para aplicarla.
"Tenemos miedo, queremos que la guerra se detenga totalmente, porque tememos todo el tiempo que vuelvan los bombardeos aéreos", declaró una estudiante de Saná, Lama al Wajih, resumiendo un sentimiento muy extendido entre la población de la capital.