“Vida del novelista tiene características singulares”
ESCRITOR POLIFACÉTICO
La novela rosa sobre Vargas Llosa
EN la cumbre dorada de sus casi ochenta años, cinco años después de haber recibido el Premio Nobel de Literatura, el célebre escritor peruano Mario Vargas Llosa protagoniza la novela rosa que está escribiendo la revista ¡Hola! que registra los movimientos de ese mundillo que se conoce como jet-set internacional.
Las paradojas de la vida. El autor de La civilización del espectáculo, ensayo reflexivo y de crítica sobre el papel de los medios de comunicación en la sociedad contemporánea, termina ahora como su personaje favorito por el supuesto affaire con la modelo Isabel Preysler.
A lo largo de su carrera literaria, Vargas Llosa ha sido una figura controvertida que ha provocado debates y episodios polémicos, como su rompimiento con la izquierda latinoamericana, con García Márquez, lo mismo que su aspiración a la Presidencia del Perú, que, afortunadamente, para él y el mundo de las letras, no tuvo éxito. De otra manera no le hubieran otorgado el Premio Nobel.
La vida del novelista peruano tiene características singulares. A los diecinueve años se casa con una tía política, Julia Urquidi, trece años mayor que él, cuya relación inspiró el relato La tía Julia y el escribidor. Ella, a su vez, le dedicó más tarde el texto Lo que Varguitas no dijo, en el que narra detalles de su vida matrimonial -que no a todo el mundo interesan- y los esfuerzospor la consagración de su entonces esposo como uno de los grandes escritores de nuestro tiempo.
Lo que debe interesar de la vida de Vargas Llosa no es su vida privada, que la revista no debiera convertir en un negocio publicitario, sino su talento literario, su luminosa trayectoria de escritor polifacético -escribe novelas, cuentos, poesías, dramas, ensayos- y su lucha por superar los obstáculos que se le atravesaron en su aspiración de convertirse en el laureado escritor que terminó siendo. En el libro de memorias El pez en el agua, Vargas Llosa nos describe la relación con su entorno familiar, sus primeras preocupaciones literarias, las actividades a las que se dedicó para ganarse la vida, su carrera de Derecho y Letras en la Universidad de San Marcos, y su paso por Barcelona, Madrid -donde adelantó un doctorado en la Universidad Complutense en Filosofía y Letras- y París.
Se trata de una vida marcada por el sacrificio antes que su producción literaria le permitiera hacerlo con comodidad. Por ello, quiérase o no, tiene algunas características comunes con las de García Márquez, así en la última etapa de sus vidas hubieran terminado separados del todo en lo personal y en lo ideológico. Hay otras facetas que los diferencian.
En todo caso, parodiando las palabras del mismo Vargas Llosa en otra ocasión, se trata de “dos ejemplos de cómo escribiendo se puede resistir la adversidad, actuar, influir en la historia”. Ambos entendieron el trabajo literario como “una responsabilidad que no se agota en lo artístico y está indispensablemente ligada a una preocupación moral y una acción cívica”.
Pero dejemos para otra oportunidad el paralelo entre estos dos colosos que tuvieron el mérito insigne de universalizar la literatura latinoamericana que los llevó al panteón del Premio Nobel; máximo galardón con el que se exalta a un escritor viviente. Desde luego, estos temas no le interesan a la revista ¡Hola!, cuya única preocupación es producir un show que aumente su circulación.