“Se requiere contar con partidos fuertes”

LAS ALIANZAS

El resultado electoral

Desde algunos escenarios se viene proponiendo adoptar la figura de la segunda vuelta electoral para la elección de los alcaldes de las principales ciudades del país. Esta propuesta puede resultar conveniente, piensan algunos, para evitar la elección de alcaldes sin el apoyo mayoritario de los ciudadanos. Se busca darle mayor legitimidad a la elección y que esta no se reduzca a un tema de mayorías aritméticas. El concepto de democracia va más allá de un simple ejercicio electoral.

Otros piensan que esta iniciativa puede abrir el espacio no para elegir un alcalde de mayorías, sino para cobrar venganzas o para permitir cruces electorales que permitan en la segunda vuelta recuperar los costos de la primera.

De todas maneras, siempre habrá razones en favor y en contra. Hay que balancearlas. Pero sí resulta oportuno discutir esta propuesta que tiene el propósito sano de que los alcaldes y gobernadores sean la expresión de unas mayorías que reflejen un apoyo sólido de la ciudadanía.

En las elecciones del domingo pasado, según se afirma, se dieron alianzas electorales que parecían ir más allá del simple apoyo a un programa de un aspirante. 

Los partidos políticos no pueden convertirse en fábricas de avales. Con mucha frecuencia se ve que aspirantes que se han presentado por un partido determinado, en las elecciones siguientes aparecen apoyados por otro partido. 

En la jornada electoral del 25 de octubre, además de la presencia de dineros sin mayor control, las aspiraciones con avales prestados y el surgimiento de movimientos independientes o de candidatos que se inscribieron por firmas en Bogotá, Cali, Medellín y Bucaramanga, fueron la nota característica.

En Bogotá el debate por la Alcaldía fue amplio. Se presentó un abanico de aspirantes con propuestas serias y consistentes. Finalmente ganó Enrique Peñalosa, quien se ha destacado como un hombre experimentado en temas de urbanismo. Tendrá oportunidad de concluir los proyectos que quedaron pendientes de su primera administración, como el Metro para Bogotá.

En Cali obtuvo el triunfo Maurice Armitage, un empresario importante, secuestrado por las Farc, que quiere aportarle su experiencia en el sector privado a la administración de Cali. En Medellín terminaron eligiendo por estrecho margen a Federico Gutiérrez, quien también viene del sector privado, y en Bucaramanga al empresario Rodolfo Hernández.

Estos nuevos alcaldes son prenda de garantía para el ejercicio transparente de sus funciones y desempeño eficiente en sus respectivos municipios, como también lo hubieran sido algunos de sus competidores.

Se requiere contar con partidos fuertes, reorganizados, con democracia interna y con un renovado compromiso de situar las consideraciones éticas por encima de los intereses de coyuntura. Y a pesar de tantos esfuerzos, de medidas de las entidades gubernamentales y de actuaciones de los órganos de control, persisten vicios que deforman el funcionamiento del sistema democrático que es necesario depurar.

Los partidos, en el afán de disputar una alcaldía o una gobernación, no deben flexibilizar sus controles para avalar candidatos cuestionados que terminan afectando los intereses de sus respectivas entidades territoriales.  Urge una reforma a este respecto.