Vicente Torrijos R. | El Nuevo Siglo
Martes, 17 de Marzo de 2015

Posconflicto conflictivo (II)

 

Para decirlo sin rodeos, la idea que se nos ha vendido de lo que será el “posconflicto” es una idea falsa porque no habrá “un antes y un después” sino una perniciosa continuidad del proyecto revolucionario de las Farc-Eln que, tarde o temprano, nos obligará a aceptar que si en esos términos hablamos, tendremos que hablar de “posconflicto conflictivo”.

Primero, porque si las Farc no hicieran trampa y se comportaran de manera ejemplar, renunciando a la violencia como método político, habrá otros actores (asociados) que seguirán dando rienda suelta a las hostilidades, como el Eln y las Bacrim, con los que el Secretariado ha entablado alianzas o coaliciones.

Segundo, porque las Farc conservarán armamento en su poder e incurrirán en lo que se conoce como “guerras invisibles”, aquellas en las que no se libran combates frente a frente contra las Fuerzas estatales pero en las que tales armas cumplen un papel tan letal como el de las bombas en las calles para movilizar a las masas, desplazarlas, intimidar, forzar y presionar.

Tercero, porque de lo anterior se desprende el proselitismo armado.  No será solo la protesta y la agitación sino también el control social y un modelo de dominación territorial que moldeará el panorama electoral afianzando, de paso, la presencia de los cuadros de las Farc (los de camuflado y los de cuello blanco) en aquellos cargos que el Estado les asigne para que se sientan partícipes del proceso de toma de decisiones.

Cuarto, porque las Farc no van a concentrarse en áreas delimitadas para desmovilizarse y desarmarse sino que se valdrán del cese bilateral del fuego que Santos declarará el mismo día de la firma del Acuerdo Final para integrar lo que el propio Presidente ha dado en llamar ‘Gendarmería’, es decir, un gueto armado, de naturaleza municipal, destinado a imponer gradualmente el modelo autoritario como sinónimo de “paz perdurable”.

Y quinto, porque legalizadas sus propiedades (incluidas las miles de hectáreas que se les están formalizando y los narcocultivos que se verán amparados por la no extradición), las Farc habrán asaltado o penetrado las instituciones en inmejorables condiciones económicas para hacer de su guerra híbrida (la de un Estado dentro del Estado) un experimento magistral de detentación del poder.

Fin.