¡Hola, Nicolás! (II)
(CONTINÚA la conversación entre
Juan Manuel y Nicolás)
- ¿Y te gustó lo que dije sobre la
gendarmería?
- No tanto, Juan; no tanto.
- Pero si di a entender que lo estábamos
haciendo justo a la medida.
- Sí, pero luego nos van a acusar de
revivir a los chulavitas. Por eso, lo mejor
es meterle el diente completo al Ejército
y dejarse de arandelas.
- En Colombia no es tan fácil.
(Carraspeo de Juan Manuel y carcajada
de Nicolás)
- Allá tampoco. No te imaginas lo que me
ha costado mantener al Alto Mando
en cintura.
- Entendámonos, Nicolás. Me refiero
a que los muchachos deben desmovilizarse
y concentrarse en una zona.
- Eso ni lo sueñes. A ellos no los vas a
estabular, ni a someter a inventario.
- Entonces la cosa se va a volver
inmanejable.
- Mira, Juan : tú, por ahora, concéntrate
en lo esencial: acelera la tregua, hazte el
de la vista gorda con la entrega de armas y
garantízales que no irán a la cárcel. Así
de simple.
- Pero la gente no se va a creer el cuento de
que las tienen guardadas debajo del colchón.
- Claro que no, pero ellos las van a manejar con
prudencia; solo para lo necesario.
- Por eso digo que se nos puede complicar
demasiado, y más aún con el Eln suelto:
lo que no hacen los unos terminan haciéndolo
los otros.
- Lo que pasa es que a veces te complicas
mucho la vida. Fíjate cómo manejo yo las cosas
allá en Miraflores: ¡a Santa Rosa
o al charco!
- ¿Y tú me garantizas que así me firman el
acuerdo este año?
- Cuenta con eso, Juanito. Pero déjate de
papeletas, consultas y referendos. Jálale
a la Constituyente de una vez por todas.
- A ver, Nicolás, vamos por partes, porque
voy a tener que lidiar con la Corte Penal
Internacional. Ya sabes que la Fiscal
nos tiene puesto el ojo encima.
- ¡Entonces, que Raúl diga desde La Habana
que ella tiene miopía o sufre de cataratas!
(Otro carraspeo de Juan Manuel y nueva
carcajada de Nicolás)
- Ya nos están llamando para comenzar
la reunión, Juanito. Y por mí, no te
preocupes, porque como dijo Ernesto, “¡aquí
estoy y aquí me quedo!” .