Vicente Torrijos R. | El Nuevo Siglo
Martes, 10 de Febrero de 2015

¡Hola, Nicolás! (II)

 

(CONTINÚA  la conversación entre

Juan Manuel y Nicolás)

 - ¿Y te gustó lo que dije sobre la

gendarmería?

- No tanto, Juan; no tanto.

- Pero si di a entender que lo estábamos

haciendo justo a la medida.

- Sí, pero luego nos van a acusar de

revivir a los chulavitas. Por eso, lo mejor

es meterle el diente completo al Ejército

y dejarse de arandelas.

- En Colombia no es tan fácil.

(Carraspeo de Juan Manuel y carcajada

de Nicolás)

- Allá tampoco. No te imaginas lo que me

ha costado mantener al Alto Mando

en cintura.

- Entendámonos, Nicolás.  Me refiero

a que los muchachos deben desmovilizarse

y concentrarse en una zona.

- Eso ni lo sueñes.  A ellos no los vas a

estabular, ni a someter a inventario.

- Entonces la cosa se va a volver

inmanejable.

- Mira, Juan : tú, por ahora, concéntrate

en lo esencial: acelera la tregua, hazte el

de la vista gorda con la entrega de armas y

garantízales que no irán a la cárcel. Así

de simple.

- Pero la gente no se va a creer el cuento de

que las tienen guardadas debajo del colchón.

- Claro que no, pero ellos las van a manejar con

prudencia; solo para lo necesario.

- Por eso digo que se nos puede complicar

demasiado, y más aún con el Eln suelto:

lo que no hacen los unos terminan haciéndolo

los otros.

- Lo que pasa es que a veces te complicas

mucho la vida. Fíjate cómo manejo yo las cosas

allá en Miraflores: ¡a Santa Rosa

o al charco!

- ¿Y tú me garantizas que así me firman el

acuerdo este año?

- Cuenta con eso, Juanito. Pero déjate de

papeletas, consultas y referendos. Jálale

a la Constituyente de una vez por todas.

- A ver, Nicolás, vamos por partes, porque

voy a tener que lidiar con la Corte Penal

Internacional. Ya sabes que la Fiscal

nos tiene puesto el ojo encima.

- ¡Entonces, que Raúl diga desde La Habana

que ella tiene miopía o sufre de cataratas!

(Otro carraspeo de Juan Manuel y nueva

carcajada de Nicolás)

- Ya nos están llamando para comenzar

la reunión, Juanito. Y por mí, no te

preocupes, porque como dijo Ernesto, “¡aquí

estoy y aquí me quedo!” .