Asistencia unificada (II)
Puesto que ya se ha demostrado que los controles aeroportuarios no son decisivos, que el cierre de fronteras tampoco, y que las exitosas condiciones de Nigeria para contener el ébola no se dan en otros contextos, los EE.UU. han entendido, finalmente, que la cobertura militar-humanitaria resulta indispensable allá mismo, en el propio foco del problema.
Es por eso que la operación ‘Asistencia Unificada’ es mucho más compleja y diversificada de lo que podría imaginarse inicialmente y marca una nueva tendencia en las relaciones internacionales, mezclando criterios preventivos y anticipatorios con drástico intervencionismo solidario. Se trata nada menos que de 3 mil tropas norteamericanas, ingenieros y personal médico y de logística que, con un presupuesto de casi mil millones de dólares, se encargará durante varios meses (¿ años?) de construir 17 hospitales de campaña con 100 camas cada uno, brindar instrucción especializada al sistema sanitario y ayudar a contener la propagación aún después de que se haya alcanzado el pico previsto o se cuente con la anhelada vacuna.
Adicionalmente, la operación tendrá que estar preparada para que, tarde o temprano, haya que entablar combate con los radicales de los casi 20 grupos rebeldes que operan en el área, todos con diversas interpretaciones de la realidad tanto en clave ideológica como religiosa, para quienes la presencia de los Estados Unidos será una muestra más de neoimperialismo, dominación hegemónica y diabólica.
De hecho, la violencia en Nigeria, para no ir muy lejos, está asociada a recursos escasos, a los jugosos dividendos que las bandas armadas reciben de las multinacionales en el área, o a apetitos secesionistas animados por visiones de la historia siempre acomodadas a intereses económicos que se verán sensiblemente afectados por la presencia de las unidades norteamericanas.
Así que, en la práctica, todo este despliegue supone una absoluta interdependencia con los gobiernos nacionales y subnacionales, como con las organizaciones no gubernamentales tanto locales como internacionales que operan en las cuencas y regiones; pero también tendrá que integrar las tareas con los gobiernos aliados, o la ONU, y aquellas que se ejecuten en América.