Vicente Torrijos | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Enero de 2016

PLANETARIO

¿Irrefrenable?

“Oleada de refugiados seguirán este 2016”

 

En 2015 se batieron en el mundo todos los récords en materia migratoria.  Miles de personas huyen de la persecución y el etnocidio.

 

Otras tantas se sienten atraídas por los modelos sociales de los países industrializados.

 

Pero el común denominador siempre es el mismo: salvar la vida, es decir, suplir la necesidad de refugiarse, protegerse y prosperar.

 

Desde el África subsahariana, por ejemplo, las corrientes humanas cruzan el Sahel, llegan al Magreb y se instalan en Libia o Marruecos, a la espera del momento oportuno para abordar los botes que les llevarán a la otra orilla del Mediterráneo, si es que logran sobrevivir en tan infrahumanas condiciones.

 

Algo similar sucede en las aguas del sureste asiático, a tal punto que ciudadanos chinos van a las antípodas para transitar por los Andes hasta Centroamérica, con la ilusión de llegar a los Estados Unidos.

 

Para no ir muy lejos, centenares de ciudadanos cubanos que podían viajar al Ecuador sin una visa se arremolinan hoy en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua porque el régimen sandinista, aliado de los Castro, les impide la movilidad en busca de la libertad.

 

Tan tempestuoso es el fenómeno que los países receptores se han visto obligados a fijar cuotas de acogida en medio de sesudas negociaciones, que ya no se basan tan solo en la consabida fórmula de que es necesario atender el problema en sus lugares de origen promoviendo la democracia, el desarrollo y la igualdad de oportunidades.

 

Por supuesto, cada vez que se acoge a un migrante se multiplican las ilusiones de muchos otros por gozar del mismo beneficio.

 

Si los colombianos se regocijan con la simple eliminación de la visa Schengen, para un nigeriano o un sirio que huyen de los desalmados del Boko Haram o del Estado Islámico, ingresar a la Unión Europea es la diferencia entre la vida y la muerte.

Pero, claro, temiendo el efecto ‘caballo de Troya’ en materia terrorista, los gobiernos levantan muros, tienden concertinas y refuerzan los controles fronterizos. 

 

En definitiva, ¿cuántos inmigrantes estarán dispuestos a soportar Alemania o Gran Bretaña, muy al Norte; o los italianos, españoles y griegos, en el Sur? 

 

¿Qué tanta intervención se requerirá en Mali, Somalia, Irak o El Líbano, para contener las oleadas humanas que en el 2016, seguramente, volverán a superar a las de todos los años anteriores?