PLANETARIO
Regalos de Navidad
“No tenemos dinero: Farc”
Mucha gente y otros tantos titulares celebraron con bombos y platillos que en el flamante acuerdo sobre las víctimas, suscrito por el Gobierno y las Farc, los guerrilleros se comprometían “por primera vez en la historia a reparar materialmente a las víctimas”.
Extasiados tras la lectura del numeral 5.1.3., los entusiasmados creyeron haber reconfirmado sus hipótesis basadas en que los nobles corazones del Secretariado por fin habían reflexionado y se habían decidido a asumir sus responsabilidades en beneficio de la paz tan anhelada.
Motivados, además, por la Novena de Aguinaldos, ellos creyeron que por fin se habían acogido favorablemente sus súplicas y que las Farc estaban genuinamente resueltas a emprender no solo gestos simbólicos, histriónicos, espirituales y restaurativos sino “acciones concretas de reparación”.
En otras palabras, celebraban a los cuatros vientos que, por fin, los subversivos estaban dispuestos a indemnizar económicamente a las víctimas y devolver los bienes arrebatados a sus legítimos propietarios.
Pocas horas después, y una vez más, los plenipotenciarios de la organización armada se encargaban de desencantarlos.
“Las Farc no tienen dinero”, sostuvieron con irreductible precisión. “Se piensa que las Farc tienen mucho dinero y que tienen depósitos de dinero, pero eso no es así”.
En consecuencia, las víctimas tendrán que contentarse con palmaditas en la espalda, historias novelescas contadas en la plaza pública y aplausos por perdonar a sus victimarios, amén de estar dispuestas a aceptar la revictimización de la que ya están siendo objeto en casi todas las regiones del país mediante extorsión, persecución y movilización política bajo amenaza.
Puesto que su enriquecimiento ilícito es una ‘conspiración mediática’ y una invención de los ‘enemigos de la paz’, el Secretariado no ha tenido ningún rubor en desafiar al Estado a que localice tales “cuentas bancarias en los paraísos fiscales” y a que –si las encuentra- las “tome y las coloque todas en el fondo de reparación”.
Pero, claro, como el Gobierno no quiere encontrarlas, ni las Farc son tan obtusas como para sacarlas a flote, la conclusión es muy simple: “No tenemos esas cuentas, no tenemos dinero”. Vivimos de la caridad, las limosnas y la buena voluntad de los amantes de la paz.