La acusación a cualquier presidente, esté o no en ejercicio de su cargo como el caso de Trump, es objeto de estudio y análisis por parte de los norteamericanos a través de los órganos previstos para ello; es un tema que tiene no solamente interesados a los norteamericanos sino también al mundo entero pues todo lo que sucede en la gran potencia como es ese país, mueve la curiosidad, por decir lo menos, para saber qué piensan los gringos de su presidente que sin lugar a dudas ha puesto al mundo entero al tanto de sus equivocaciones que sus contradictores han detectado y si estas son faltas tan graves que no permitirán que continúe ejerciendo su cargo.
Haberse valido de gobiernos ajenos al propio para torpedear las aspiraciones de uno sus émulos ha sido el objeto que lo ha llevado a la Cámara en su instancia preliminar, a enfrentar las acusaciones que ahora serán estudiadas; el caso será resuelto, como dicen los informes; es la tercera vez que un presidente en ejercicio es acusado y ahora es el Senado la institución que le corresponde resolver el asunto. Algo tiene que suceder si la acusación es acogida o no.
El procedimiento es particular y así se está llevando a cabo para que no quede duda con respecto a las actuaciones de sus rivales políticos y también la de sus amigos ídem, habrá determinaciones para todos los gustos. Aunque se trata de una acusación por lo que pudiera llamarse delito común, su juzgamiento tiene un inequívoco sabor político. Allá el partido demócrata medirá sus esfuerzos con el republicano. Así pues, dentro de ese esquema de aplicación habrá que analizar los resultados que del Senado los cuales desde ya se prevé como favorecedores hacia Trump.
Claro que otros países han enfrentado casos no ya de mandatarios en ejercicio. Nuestro vecino Ecuador y Perú, así como Chile y Brasil, se han empeñado en hacer juicio a posteriori con resultados en algunos casos que dejan en qué pensar. Nosotros no nos quedamos atrás y el expresidente Uribe va a ser juzgado por hechos que lo señalan como sujeto de desatinos en el ejercicio de sus funciones políticas y administrativas. No podemos imaginarnos que exista un juez que sea suficientemente corajudo como para que estudie los alcances de los hechos por los cuales está enjuiciado, con el valor e imparcialidad necesarios que le permitan dictar providencias ecuánimes. Prevemos que le va a hacer pasar un mal rato al acusado, pero no va a haber sentencia acusatoria. Eso no será posible teniendo en cuenta además, que Uribe goza de una popularidad desconocida, como factor determinante de la presencia al frente de los destinos del país de Iván Duque, de quien hay que concordar con Trump, que es un buen muchacho; que le tocó ser presidente, tareas para el desarrollo de las cuales todos le deseamos lo mejor.