Indudablemente lo que suceda en ese gran país afectara al resto del mundo, pero no detendrá los avances que se vislumbran en las próximas décadas del presente siglo. A mi manera de ver este es el siglo de los cambios, pues estamos frente a un avance inusitado de la tecnología y las comunicaciones que influyen en los patrones culturales y modelo de vida. Por ejemplo, las fronteras se están desvaneciendo con la comunicación en línea, las reuniones virtuales, el teletrabajo y quédate en casa. Las grandes corporaciones ya probaron bajar sus costos con las oficinas en los hogares. Los colegios y universidades de igual manera experimentan la alternación. Los cinemas están siendo reemplazados por YouTube y Netflix, más otras que están surgiendo. Los oficios religiosos como la misa católica, los cultos cristianos y de otras confesiones se viven por zoom, meet y otras plataformas. Los campeonatos deportivos se siguen por televisión y en fin vienen muchos otros cambios de patrones culturales.
Estas elecciones en Norteamérica marcarán un derrotero a corto plazo, pues de alguna manera gane quien gane, la ley del péndulo siempre aplica. Lo que está arriba pasa abajo y así sucesivamente, más en un mundo aceleradamente cambiante, es solo repasar la historia y la evolución de la humanidad. La pregunta que asalta es: ¿Qué conviene más? Pues esto tiene que ver con las creencias de cada cual. Los conservadores donde me encuentro, pensamos que si Trump gana, detiene el avance de esa izquierda mundial que amenaza los patrones establecidos como la propiedad privada, la libertad de empresa, la familia tradicional, el matrimonio entre hombre y mujer, la vida deteniendo el aborto y algunos otros aspectos provenientes de valores heredados de nuestros antepasados.
Pero si gana Biden bajo la mentalidad progresista, vendrán avances que afectan los patrones establecidos, por considerarse un representante de lo que algunas personas especulan como el Nuevo Orden Mundial. En efecto que gane quien gane los cambios vienen y de alguna manera afectarán a las generaciones adultas, porque las nuevas son hijos de la tecnología, dado que los cambios y sus modelos culturales ya no vienen de la familia, ni de la escuela, vienen de las comunicaciones, de las redes sociales, de los medios, de la sociedad misma y del internet.
De manera que el análisis no es quien o cual sea mejor, es entendiendo que estamos en un mundo cambiante, que evoluciona a ritmos acelerados, que de la noche a la mañana surge algo que modifica los comportamientos y la manera de pensar. Hace solo dos décadas la comunicación en línea permanente como WhatsApp no existía, los celulares eran teléfonos, ahora son aplicaciones de utilidad indispensable. Las plataformas de comunicación masiva apenas este año están siendo descubiertas, la realidad virtual se va a imponer, los patrones alimentarios y cambios recreativos ya se están viniendo, de manera que no serán dos representantes de las antiguas generaciones de los baby boomers septenarios y casi octogenarios como Trump y Biden, quienes detengan o cambien a la humanidad. Es un devenir.