El progresismo, liderado por Gustavo Petro y Francia Márquez, logró por primera vez, con una votación contundente, el triunfo electoral en Colombia. Esta alternativa política conformada por el Pacto Histórico, consiguió articular distintos partidos y movimientos de izquierda -en segunda vuelta se sumaron algunas fuerzas significativas del centro- desencadenando una convergencia política capaz de interpretar y proponer respuestas a las crecientes e improrrogables demandas sociales. De allí su inmenso respaldo popular. El cual se constituyó en una amplia y permanente convocatoria por el cambio en Colombia. Este respaldo histórico de la gente es la verdadera fuerza política detrás del Pacto Histórico.
Así mismo, el Pacto Histórico logró sobrepasar los obstáculos que el sistema político tradicional en su hegemonía erigió como una muralla de desesperanza, fragmentación social y desigualdad en un medio corrupto. Muralla que en el pasado la izquierda y otros sectores alternativos no habían podido franquear. Aunque dicha muralla fue generando sus propias grietas, consiguió sostenerse porque convirtió el control del aparato estatal en la forma de mantener los privilegios, desdibujando así la democracia. En política el miedo a perder el poder es comprensible. Pero, en democracia aferrarse al poder a cualquier precio es una afrenta y condena a la sociedad a su fragmentación. El triunfo del progresismo abre el camino para escribir un nuevo capítulo en la historia del país.
En este sentido, la campaña electoral que culminó el pasado domingo será recordada también por ser una con la mayor violación de reglas, de juego sucio y de la intervención ilegítima en política por parte de varios funcionarios públicos, comenzando por el propio presidente de la República. Además, de que los sectores políticos tradicionales sufrieron derrotas electorales sustanciales, incluido el centro político; también los medios de comunicación tradicionales han profundizado su caída en la pérdida de credibilidad por su lamentable papel parcializado en favor de los candidatos y partidos del ahora derrotado régimen político del continuismo. Fortalecer la democracia pasa por restablecer sus propias garantías institucionales y el sistema de pesos y contrapesos. Esta deberá ser, como lo han manifestado desde el Pacto Histórico, una de las tareas fundamentales del nuevo gobierno.
El triunfo del domingo 19 de junio de 2022 marca el comienzo del derrumbe de la muralla que separa a una Colombia diversa y que ha fragmentado a la sociedad a través de la guerra, el odio y la corrupción. Por eso, la inclusión de los sectores políticos y sociales históricamente excluidos y golpeados por los efectos del régimen político que Petro ha denominado “de muerte y corrupción”, marcará el gobierno que se instalará a partir del próximo 7 de agosto. El gran Acuerdo Nacional propuesto por Gustavo Petro y el Pacto Histórico será el escenario político para construir un nuevo pacto social y un nuevo régimen político de unidad que reduzca la desigualdad, desactive las violencias y construya la paz.
En este sentido, el triunfo del progresismo es también un llamado a todos los sectores políticos, sociales y económicos a sumar para avanzar en esta nueva etapa de la historia del país. Ojalá esta vez, todos estemos a la altura del reto.
@Fer_GuzmanR