No debemos alarmarnos por sentir un temblor de tierra, estos siempre han existido y seguirán existiendo, puesto que la tierra es un órgano viviente que concentra mucha energía física con intensa actividad en su interior. Es como todo cuerpo vivo, vibra, se expande y encoge, como la sístole y diástole en el corazón para el fluido sanguíneo; la inspiración y la exhalación con el aire a los pulmones. Las células para poder vivir y reproducirse requieren de un movimiento contráctil que les genera vida; el big bang es un movimiento de contracción y expansión del universo, en fin todo cuerpo vivo produce esos movimientos a diferencia del elemento muerto que se torna estático.
Nosotros solo conocemos la superficie de la tierra, donde se desarrolla nuestra vida, pero nada sabemos sobre lo que sucede en su interior, ahí es donde se genera todo el soporte del globo terráqueo, la gran energía interior y el calor del suelo provienen del centro de la tierra o su núcleo y este movimiento térmico unido al externo procedente del sol, proporcionan la vida biológica.
Los grandes observadores sismológicos cuentan con aparatos muy sofisticados que registran el movimiento permanente al interior de la tierra, pero difícilmente pueden predecir la intensidad del suceso y esto porque se produce espontáneamente debido a la constante fricción de las capas tectónicas que chocan en mayor o menor grado, liberando energía en intensidad proporcional y esto lo conocemos como sismo.
Todos los días en algún lugar del mundo se originan uno o más temblores, la gran mayoría pasan inadvertidos, pero ocasionalmente los choques son brutales produciendo terremotos o cataclismos de gran escala. De tal manera que no podemos vivir alarmados por haber sentido un temblor, tampoco pensar que es un castigo de Dios, menos que algún pueblo se lo merece. En esto las profecías y aciertos han sido meramente casuales, porque repito, siempre, todos los días hay sismos y microsismos que se registran, la mayoría imperceptibles y uno que otro violento.
Teniendo algo de conocimiento y por estas razones, debemos estar siempre precavidos, en alerta, pero no alarmados, nunca sabremos cuando es el día y si nos toca. Ayer fue en Ecuador, México, Nepal, China, Italia y demás; hoy en Colombia que tembló, mañana en algún otro lugar del mundo. Unos que no se sienten y otros de gran impacto. Estamos en un mundo vivo en permanente movimiento y el hombre que atenta contra la tierra y la naturaleza, las explosiones nucleares, el fracking del petróleo, la contaminación de las aguas, del aire, de la tierra y el calentamiento global que día a día aumenta por el efecto invernadero. No nos alarmemos por un temblor, pero sí estemos atentos y precavidos.