LUCHA POR LA DEMOCRACIA
Venezuela hoy
Conocí a Venezuela siendo niño, en el primer gobierno de Rafael Caldera, ilustre estadista, quien sostenía una amistad personal con mi padre Carlos Vesga Duarte, nacida desde la época del exilio de aquel y otros líderes políticos como Carlos Andrés Pérez, ambos posteriormente presidentes e igualmente exiliados en la aciaga dictadura de Pérez Jiménez, entre 1952 y 1958. Mi padre era senador y después Constituyente del 53 y como director del periódico conservador Eco Nacional, apoyó a su amigo del Copei, Rafael Caldera, durante su permanencia en Colombia.
Caldera en su primer gobierno invitó a Carlos Vesga Duarte a dirigir el periódico oficial La Prensa en 1974, hoy inexistente como muchos otros medios de comunicación producto del cambio de régimen y la obvia posterior censura a la opinión diferente, teniendo entonces Venezuela una economía pujante, producto del florecimiento petrolero, que la hizo un país de emigrantes europeos y latinoamericanos. De esta mezcla racial del caribeño-llanero y blanco le quedó a la hermana república una pléyade de finalistas a Miss Universo y dos tendencias generacionales: las elites educaron a sus hijos en Europa y EE.UU., la clase media nos los mandaba a Pamplona Norte de Santander y Bogotá. El otro grupo el de los iletrados lo constituía el venezolano promedio que decía: “Somos ricos, tenemos petróleo”, los que no se preocupaban por su educación, cifrando su destino en un Estado asistencialista que subvencionaba la comida y la dolce vita de buena parte de los hermanos de la vecina república.
Se pagaba al cambio diez pesos por un bolívar, siendo una moneda semidura y la más fuerte en Suramérica. Las políticas neoliberales y el fenómeno de la globalización influyeron en el pensamiento de Adeco, mellizo de nuestros liberales los que igualmente adoptaron esta tendencia, dejándonos unas economías a merced de los mercados internacionales, hoy léase TLC con la variante para Venezuela de la marcada a vivir de los subsidios.
Con el advenimiento del chavismo y su formato de República Bolivariana se refuerza dentro del modelo socialista, vida asistida por el Estado, dando al traste con la libre empresa. Ese es el venezolano promedio que apoya al chavismo, hoy Maduro en vías de desprenderse del “gajo”; iletrado e improductivo, esa generación que hoy detenta el poder y que quiere subsistir de sus privilegios.
El movimiento más crítico contra el Gobierno está liderado por la intelectualidad, gremios, empresarios, prensa y estudiantes.
Maduro por su impreparación como estadista polarizó el país, pues lo que sostenía la tapa de la “olla”, era lo carismático y folclórico del extinto hace ya un año Hugo Chávez Frías, quien con su discurso antiimperialista, ganó adherencias y simpatías en América Latina, influyendo en la permanencia y posicionamiento de varios gobiernos como los de Bolivia, Argentina, Ecuador, Brasil y Nicaragua que entre otras nos dejó sin agua.
No se necesita recurrir a nuestros estudios en economía política, para afirmar la verdad histórica que nos dio la razón, de que el socialismo fracasó. Rusia y China echaron reversa hace rato y el único persistente y hasta por ello admirable modelo cubano, más por quien lo representa el icono y joya de museo Fidel Castro, quien recobró vida y salió de su aislamiento, con la linfa de su remozado amigo Hugo Chávez y su petro-chequera. Y no se vaya a mal entender que esto es una referencia directa con el burgomaestre capitalino.
La lucha de Venezuela es por la democracia, porque el Gobierno de Maduro nació con manto de duda sobre su legitimidad en las urnas y su gestión ha sido tan pobre como su ideario. El ejemplo de la hermana República venezolana es el espejo de lo que se viene pierna arriba, si no se elige inteligentemente. Oigamos lo que sir Winston Churchill había sentenciado: “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia. Su defecto inherente es la distribución igualitaria de la miseria”. Esperamos para Venezuela y Colombia que recuperemos el ser dueños de nuestros destinos !...Por el bien de la patria!