Se vale retroceder | El Nuevo Siglo
Viernes, 24 de Mayo de 2024

Muchas veces en mi vida he tenido que retroceder. He escuchado voces de crítica, que me han hablado de error garrafal y de pérdida irreparable. Sin embargo, algo desde mi ser superior me ha llamado a serme fiel a mí mismo.

Hace 24 años, me contrataron en una reconocida universidad como director de la oficina de Cooperación Internacional, campo en el cual tenía ya la experiencia de algunos años.  Sin duda era un avance en mi carrera profesional y se me ofrecía un futuro prometedor en una de las instituciones educativas más grandes del país.

Solo que hubo un pequeño detalle: por los mismos trescientos pesitos, también debí encargarme de la oficina de Comunicaciones, la cual me dio un asiento en el Consejo Directivo Ampliado de la universidad, un honor y otra responsabilidad; además de ello, tenía carga académica como docente. ¡Por supuesto que me eché para atrás! Al poco tiempo, y ante el agotamiento total, retrocedí y renuncié a esa explotación absoluta.

A los ojos de algunos amigos estaba cometiendo el error más grande de mi vida, pues –supuestamente- otra oportunidad así jamás volvería a tocar mi puerta.  La pregunta ahí fue: ¿cuál vida? ¿Una sin tiempo para mí y que me generaba estrés y malestar físico? Sí, me devolví a la tranquilidad, al bienestar y a la apertura a un mundo lleno de posibilidades. Se vale retroceder, está bien devolverse y devolver aquello que no necesitamos, lo que en realidad no nos hace bien, lo que nos aleja de nuestra misión vital, porque cuando estamos alineados con ella todo fluye en amor y armonía.

Estamos habituados culturalmente a asociar el retroceso con un fracaso, porque “hacia atrás ni para tomar impulso” y “retroceder nunca, rendirse jamás”.  En gran parte del imaginario colectivo impera esa lógica en la que el desarrollo es una recta ascendente y hacia adelante, cuando no hay nada más lejano de la realidad.  La existencia es dinámica, con subidas, bajadas, avances y retrocesos, que en realidad son espacios de reconexión que nos pueden potenciar para ir más allá.  Sí, son una especie de plataformas de lanzamiento hacia otros horizontes, que nos proyectan de zonas de confort a nuevas zonas de aprendizaje.

Es legítimo sentir la necesidad de retroceder un paso o dos, como también es válido hacerlo. ¿Estás en una situación en la que tu voz interior te llama a parar e ir un poco hacia atrás para reconectarte? Si es así, puedes sentir miedo de hacerlo, lo que también se vale. Hoy te invito a confiar en Dios y darte el permiso de devolverte si es lo que requieres para recuperar tu energía vital. Yo ya lo hice y puedo acompañarte.

@eduardvarmont