¿Satisfechos con la democracia? | El Nuevo Siglo
Lunes, 15 de Marzo de 2021

La satisfacción con la democracia en Colombia viene marcando un rápido y alarmante descenso desde 2012 cuando registró 55.4% -promedio que caracterizó la primera década del siglo XXI- descendiendo en 2018 al 29.0% y sufriendo una caída histórica al 18.2% en 2020; según la encuesta nacional 2020 del Observatorio de la Democracia de la Universidad de Los Andes. Esta creciente insatisfacción con el funcionamiento de la democracia merece reflexión, y no ser vista como coyuntural por efecto de la pandemia o explicada únicamente por la polarización política. Pues, sin desconocer el peso de estos factores, la tendencia descendiente es evidente en los últimos años.

Además, hay que considerar que el 2019 se caracterizó por un marcado malestar social y político en distintas regiones, sobre todo en América Latina y Colombia, que vaticinaba un agitado 2020. La irrupción de la pandemia lo desplazó momentáneamente, y sigue latente.

La encuesta arroja otro dato relevante: el 57.0% apoya el sistema democrático como forma de gobierno. Aunque también ha descendido -en 2014 fue 69.1%- se mantiene en niveles aceptables a pesar de la desfavorabilidad creciente de los partidos políticos, del Congreso y muchas otras instituciones. Esto último refleja una reducción significativa de la confianza en las instituciones.

A pesar de la bajísima satisfacción, mantener un nivel de apoyo a la democracia es un soporte que también requiere ser estudiado. En algunos análisis se considera que históricamente la alternancia en las elecciones presidenciales, aún entre facciones del mismo espectro ideológico, producen un aumento en el apoyo a la democracia (Latinobarómetro/2018). Es decir, la posibilidad real de alternancia en el poder político, -regla fundamental de la democracia- explica en buena medida este apoyo. Sin embargo, este factor tiene amenaza, pues por prácticas que perturban la lealtad y transparencia en la competencia democrática, este tipo de elecciones está perdiendo dicha fortaleza. 

En la percepción ciudadana intervienen múltiples factores de orden político, económico, de derechos y libertades, así como de igualdad de oportunidades y de bienestar, entre otros. En este sentido, la insatisfacción con la democracia está asociada al poco o nulo cumplimiento de las expectativas individuales y colectivas. La Constitución de 1991 representa el último gran pacto en torno al Estado Social de Derecho que desencadenó un cúmulo de justas expectativas, muchas de las cuales aún insatisfechas a pesar de avances en otras. Es decir, la posibilidad y cumplimiento de este orden social es condición esencial de la democracia colombiana y de su legitimidad.

En consecuencia, requiere especial atención la constante de que independiente del bueno o relativo crecimiento de la economía en los últimos 20 años el país sea a la vez uno de los más desiguales. Es decir, están pesando más las reglas del mercado capitalista que la política a la hora de tomar decisiones que generen condiciones para ir reduciendo la brecha entre igualdad jurídica y las desigualdades. Esto es fundamento del Estado Social de Derecho y ahí están fallando política y economía. Por eso, en otra encuesta a la pregunta ¿Para quién se gobierna? el 80% en Colombia considera que para unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio (Latinobarómetro/2018).

@Fer_GuzmanR