Muchos pensamos que la organización guerrillera de las Farc utilizó el proceso de paz para lograr un espacio político valioso dentro de la estructura democrática y el Estado de Derecho del país. En cierta medida existen razones de peso para pensar que fue así, pues la doctrina comunista habla de la validez de todas las formas de lucha y la asesoría estratégica de este grupo es recibida de Cuba quienes son admirables estrategas, así como el apoyo logístico y protección del gobierno chavista.
Entonces frente a este panorama, las Farc al haber fracasado durante 56 años en la lucha armada e incursionado desde hace unas tres décadas en el negocio del narcotráfico y la minería ilegal, fuentes inmensamente lucrativas, desvió su propósito reivindicador inicial conque Marulanda fundó ese grupo, hacia la codicia y el crimen organizado. Ellos acudieron a la vida institucional recibiendo el perdón del país a sus múltiples crímenes atroces, les dieron estatus político y fueron recibidos por la sociedad colombiana, aunque con mucha desconfianza y escepticismo por una inmensa mayoría del pueblo.
El proceso de paz firmado hace tres años en el gobierno del presidente Santos ha sido un fracaso. El país se siente defraudado, burlado y utilizado para que una inmensa minoría de facinerosos nos utilice para sus propósitos mezquinos y ambiciosos. Una proporción de esta gente se acogió y excombatientes con buena voluntad se encuentran reinsertados, trabajando y buscando una vida reivindicada y decente.
Dirigentes como Timochenco, Lozada, Catatumbo y otros sinceramente se apartaron definitivamente de las armas, pero los mas ciegos, cínicos y sordos como Santrich, Iván Márquez, el paisa, Romaña y otros tantos, buscados en extradición por la DEA por narcotráfico comprobado, vuelven a la patraña de la lucha armada como escudo protector y lo mas ofensivo para el país es que después de sus múltiples crímenes, atentados, secuestros, extorsiones y delincuencia, aparecen como salvadores anunciando la conquista de Colombia por la vía armada.
Santrich, un sinvergüenza abusivo y despiadado criminal que se paseó con la investidura de congresista ante la mirada atónita del país, gracias a la complacencia de las altas cortes de justicia ideologizadas e indolentes con el pueblo colombiano, ahora aparece amenazante con fusil en mano.
¿Qué nos viene? Indudablemente fuego, ya las fuerzas militares dieron de baja a seis cabecillas disidentes, la orden es combatirlos y eso es guerra en diferentes zonas rurales donde está el negocio del narcotráfico. Podrían venir atentados criminales como el de la escuela General Santander o el del Club del Nogal, prácticas usadas por los terroristas y en esto “el paisa” es bien ducho.
Debemos respaldar al gobierno que representa la autoridad nacional, el orden y la seguridad. Aunque es cierto que en el fallido proceso de paz, el gobierno anterior tuvo muchos incumplimientos que afectaron una desmovilización mas activa, lo que hizo que un 30% de los reinsertados acostumbrados a las armas volvieran a ellas animados por el negocio del narcotráfico.
¡Nos vienen tiempos amargos, confiemos en Dios, en la fuerza del estado y la voluntad del presidente!