Samuel Hoyos Mejía | El Nuevo Siglo
Martes, 12 de Abril de 2016

DEBATE

¿Matrimonio gay?

 

LA reciente decisión de la Corte Constitucional, frente al matrimonio de parejas del mismo sexo, es una suplantación de las funciones del legislador por la vía judicial. No es la primera vez que sucede, la Corte “Constituyente” ha tomado decisiones que superan sus competencias a través de interpretaciones forzadas de la Constitución.

Pero esta debe ser la oportunidad para que el Congreso de la República de tan importante debate. Las constituciones no son letra muerta y deben modificarse con el paso del tiempo, acorde a los cambios sociales. En este caso es menester reconocer plenos derechos a las parejas del mismo sexo que deciden formalizar, ante el Estado y la sociedad, la formación de un hogar.

Todos somos ciudadanos iguales ante la ley, sujetos de derechos y obligaciones, sin importar las preferencias sexuales. No puede haber ciudadanos de primera y de segunda categoría, las uniones de parejas del mismo sexo deben tener el mismo reconocimiento ante la ley que las parejas heterosexuales.

El Estado no debe regular la intimidad de las personas adultas, las parejas y hasta tríos y cuartetos, sin importar sus preferencias sexuales, deben estar en absoluta libertad de contraer entre si las obligaciones a las que, de común acuerdo, hayan llegado. El Estado, a través de la justicia, debe limitarse a obligar a las partes a cumplir con el contrato.

Hoy la discusión esta alrededor de reconocer o no, como matrimonio, la unión de parejas del mismo sexo, mañana será la unión entre varias personas. Para poder garantizar igualdad ante la ley, una solución es acabar con la figura del matrimonio civil y que cada quien contraiga las obligaciones que esté dispuesto a cumplir, en su unión con una o varias personas.

Tríos o parejas acordarán libremente cómo repartirán su herencia, cómo será la sociedad conyugal, cómo se van a dividir entre sí la pensión del que muera; cómo serán las condiciones de su convivencia, quiénes y en qué proporción serán los beneficiarios de los seguros de vida o del seguro médico.

Los ritos y las religiones podrán imponer las condiciones que consideren para casar a las personas y los ciudadanos seguirán en libertad de aceptarlas o no. Así como la religión católica considera que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer con la finalidad de formar una familia y estar unidos para toda la vida, musulmanes y mormones aceptan la poligamia. Al respecto, tratándose de acuerdos voluntarios entre personas adultas, la ley no puede ni impedir ni obligar.

 

Es hora de dar el debate, la Corte ha planteado su posición, el Congreso tendrá que tomar la decisión.

@SHOYOS