Vivo hace unos 30 años a unos 400 metros del Humedal del Córdoba, ha sido para mí un lugar muy especial pues lo frecuento cuando salgo a correr o a caminar. Pocas veces se puede ver un lugar tan precioso y natural en una selva de cemento como Bogotá.
El Humedal de Córdoba cuenta con 40 hectáreas de extensión, ubicado en el norte, entre la avenida Córdoba y Boyacá; es el hábitat de 150 especies de aves, diversidad de fauna silvestre entre reptiles, mamíferos, anfibios, además de insectos que contribuyen al equilibrio del ecosistema y la biodiversidad, así mismo como plantas nativas, flores silvestres y una enorme variedad de árboles que sirven de hogar a las aves.
Es visitado por habitantes del sector, principalmente por adultos mayores que caminan disfrutando el aire puro, obviando la polución, también niños que gozan retozando con sus padres, así como pequeños grupos de defensores del medio ambiente que organizan caminatas con jóvenes enseñándoles amar la naturaleza y deportistas caminando, trotando o en bicicleta los recorren disfrutando la belleza del paisaje.
El humedal se encuentra en riesgo, puesto que el Acueducto de Bogotá está adelantando obras civiles interviniendo la naturaleza para la construcción de senderos, cavando huecos, cortando arboles, segando plantas, abriendo zanjas y removiendo tierra, alterando la vida silvestre, ahuyentando las aves, sacrificando insectos y demás animales que huyen de la mano del hombre.
El humedal no requiere senderos, pues ya de manera natural existen y quienes lo frecuentamos respetamos la biodiversidad. No debe convertirse en parque, ni aumentar visitantes que terminan vertiendo basuras, plásticos, vidrios y demás elementos contaminantes. Suficiente con los ríos que lo atraviesan como el Juan Amarillo, negro de basura y contaminación.
Organizaciones civiles defensoras del medio ambiente y del humedal, unidos al vecindario del sector, luchan por detener esas obras haciendo reuniones, solicitando al Acueducto y a la Secretaría de Ambiente no hacerlas, consultan expertos, mueven medios de comunicación y están planteando una acción popular para salvar el humedal.
Como ambientalista que soy, vecino y defensor de la naturaleza me uno a la solicitud pidiendo a las autoridades ambientales y al acueducto que reflexionen y suspendan esas obras que en nada contribuyen a la calidad de vida, lo contrario, la afectan ahora mas que nunca cuando mas se requiere proteger la biodiversidad y esos santuarios ecológicos. ¡Ojalá seamos escuchados!