QUE el recuento de muertos por la pandemia global no nos haga perder la cabeza. Resistamos.
Que informaciones dispersas, de buena fuente y desatinadas otras, no nos embolaten el norte. Leer periódicos y oír radio.
Que horror de las cifras e imágenes no nos causen pánico y descontrol.
Que encierro obligatorio nos haga fuertes, cercanos, amistosos, solidarios, responsables y muy higiénicos, extremadamente aseados.
Que medios de comunicación y periodistas orientemos, eduquemos, humanicemos el lenguaje y no caigamos en el protagonismo.
Que noticieros de televisión no vuelvan a sus directores el centro de la noticia. El foco de atención debe ser salvar vida, sin posturas arrogantes, engreídas y mezquinas.
Que creyentes o no, reconozcan que vendrá un nuevo comienzo cuando derrotemos la pandemia.
Que pudientes acepten la lección: este remezón no mira posiciones.
Que ricos entiendan que ahora su mejor negocio es ayudar a salvar vidas, compartir y mitigar la crisis.
Que grupos económicos y financieros den todo lo que puedan. Es hora de ceder, de reducir costos, abaratar tarifas y evitar abusos en medio de la desesperación.
Que empresarios y hombres de negocios aguanten al máximo, que paguen nómina y no cancelen contratos. Despedir un trabajador es condenar a una familia.
Que empresas de servicios públicos al menos congelen tarifas y reconecten a los morosos, sin hacer alarde, más bien en un acto de buena fe.
Que las personas se comporten con resignación, tolerancia, afecto y comprensión en sus viviendas. Sin agresión a las mujeres, sin maltrato a los niños y sin ultrajes a padres o abuelos. Mucha paciencia.
Que entendamos que habrá que reiniciar. Reiniciar la economía mundial cuando pare el horror. Reiniciar las relaciones, reinventar el trato, ser más agradecidos con lo que somos y tenemos, y renunciar a gestos suficientes, egoístas y pedantes.
Que por fin entendamos que esta pandemia del nuevo coronavirus nos hará repensar nuestras costumbres. A la brava, ya no seremos los mismos.
Que los que más tienen reconozcan que ser mejores individuos pasa por defender la vida propia y la de los demás. Compartiendo, redistribuyendo riqueza, democratizando propiedades, impulsando países de propietarios y socializando el respeto a las diferencias.
Negros, mulatos, mestizos y blancos, todos sabrán entonces que el camino a seguir es la tolerancia y la solidaridad incondicionales. Sin mirar por encima del hombro.
La amistad, la gratitud, la lealtad, el buen trato, el abrazo, el beso y el contacto con afecto; serán clave en el reinicio.
Una sentencia inexorable que marca el Covid 19: fauna, flora, océanos, ríos, nuestros bosques; están hoy a salvo del hombre.
Para la muestra un ejemplo cotidiano: ahora las aves trinan, vuelan y anidan con alegría porque se sienten a salvo del hombre depredador.
Significa entonces que cuando cese la horrible noche tendremos que ser capaces de preservar el ecosistema, de no contaminar ni talar bosques indiscriminadamente.
Un nuevo virus nos sacude cobrando vidas. Ojalá nos haga fuertes para cuando llegue el reinicio.
Transformarnos en mejores personas. Mientras tanto, resistir.