Ha ido creciendo el número de venezolanos que han llegado a Cúcuta procedentes de Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Bucaramanga con el propósito de regresar a su país. También se informa que inmigrantes del vecino país han llegado del Ecuador y Perú, muchos de los cuales se movilizaron a pie, por lo que tardaron hasta 15 días en el desplazamiento ante la dificultad de encontrar un medio de transporte. El retorno de este grupo apreciable de venezolanos ha complicado las cosas para las autoridades en Cúcuta, Villa del Rosario y Los Patios en el Norte de Santander, en particular para las del sector salud, por la capacidad limitada para ofrecerles atención, que ya lo era con quienes venían asentados en tales municipios.
En la zona de frontera ya hay preocupación por esta situación porque puede ser un escenario propicio de propagación del virus por el hacinamiento en que se encuentran, y si bien en Tienditas funciona un Centro de Atención Sanitario en donde se atienden cerca de 500 personas, en la práctica se vuelve un albergue transitorio por 48 horas mientras encuentran la oportunidad de cruzar la frontera durante los días lunes, miércoles y viernes.
Lo curioso del proceso de retorno de quienes voluntariamente han expresado su voluntad de hacerlo es que el gobierno de Venezuela que en diferentes momentos ha invitado a sus connacionales a que regresen, ahora ha impuesto restricciones para poder hacerlo por los corredores humanitarios, y en virtud de tal circunstancia ese proceso podría demorar hasta 6 meses, según ha dicho Migración Colombia. A la fecha han retornado más de 76 mil venezolanos y hay alrededor de 25 mil en diferentes regiones esperando a que se habilite el paso.
En Cúcuta y los municipios del área metropolitana este panorama es preocupante porque en los últimos días ha aumentado el número de casos de contagio del coronavirus. Y a ello se agrega el notorio incremento de la propagación del virus en las ciudades de Cartagena y Barranquilla, lo mismo que en Buenaventura -tiene la tasa más alta de letalidad- y Tumaco; en el Amazonas es conocido el alto nivel de contagio, lo que obliga a la necesidad de redoblar las medidas de prevención y atención de la población en las zonas de frontera terrestre y los puertos fluviales y marítimos.
Por otra parte, también creemos que se deben aprovechar los puestos móviles migratorios en la frontera terrestre para fortalecer las medidas de control en el marco de la pandemia y contener su propagación, más no para legalizar las trochas, como decía Cristian Kruger, si no para controlar el ingreso y salida del país identificando los potenciales agentes trasmisores.
Los colombianos hemos sido solidarios resueltos con los inmigrantes venezolanos, pero lo que no se puede creer es que ahora las autoridades venezolanas no quieran recibirlos por que presumen que son portadores del virus. Aquí en cambio se han autorizado vuelos humanitarios para traer colombianos que quedaron bloqueados en otros países para su regreso. Esa es la diferencia.