RAFAEL NIETO NAVIA | El Nuevo Siglo
Martes, 28 de Enero de 2014

La cuestión siria en Ginebra

 

En  marzo de 2011, y como parte de “la primavera árabe”, se inició un levantamiento contra el régimen de Bashar al-Assad en Siria.  Desde entonces ha habido esfuerzos, encabezados por la ONU, Estados Unidos y Francia para resolver una guerra civil que ya lleva, según los ingleses, más de 126.000 muertos, incluyendo los exterminados por al–Assad con métodos nazis (más de 11.000) y los más de 1.000 civiles, incluidos niños de pañales, que murieron el agosto del año pasado por gas sarín y otros químicos arrojados por las fuerzas del gobierno.

La guerra química, por supuesto, causó estupor porque está prohibida por el orden internacional. La ONU solicitó a al-Assad que permitiera la entrada de técnicos a inspeccionar y, tras muchas largas, Siria se comprometió a permitir que la OPAQ (que ganó el premio Nobel de Paz) destruyera las existencias. Todos respiraron descansados. Pero como lo vaticinaron algunos, también los sirios se sintieron libres para seguir con su guerra feroz contra los rebeldes sin respetar la población civil, con bombardeos indiscriminados en Alepo y otras poblaciones.

El de al-Assad es un régimen de minoría alawita (sunitas) que se instaló en Siria en 1970.  Está apoyado por Rusia (que ha suministrado cohetes al gobierno), por Irán e Irak y por Hezbollah (el “partido de Alá”, grupo libanés al que los árabes llaman el “partido de Satán”). Los rebeldes son en su mayoría chiitas y han recibido armas de Arabia Saudita y de los Estados Unidos. Pero ahora los gringos están retrecheros porque parece que Al-Qaeda los ha infiltrado. Es, como quien dice, una caldera del diablo.

La Conferencia de Ginebra II, que está reunida hace unos días en Montreaux (Suiza) va a tratar de alcanzar un acuerdo de paz. Aunque la ONU creyó que era conveniente invitar a Irán, con quien los Estados Unidos están en luna de miel, los rebeldes se opusieron con éxito.

Ali Haidar, ministro de Reconciliación Nacional de Siria, dijo: “no esperen nada de Ginebra II, ni de Ginebra III, ni de Ginebra X. La solución ha empezado y continuará hasta el triunfo militar del estado”.

Con esta perspectiva es muy difícil que Ginebra II conduzca a algún resultado positivo. El régimen renunció a las armas químicas,  aunque se puede pensar que no completamente y que guardará algunas. Y como ese gesto ha sido bienvenido y los demás han bajado la guardia, seguirá atacando a los rebeldes sin consideraciones con la población civil.

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Coda uno: Me dijo un sobrino: ¿Y si llevan a Falcao a una EPS para que le digan lo mismo que a uno, que no tiene nada y que su tratamiento es sólo con diclofenaco e ibuprofreno?

 

Coda dos: La sentencia del Consejo de Estado (magistrado ponente Ramiro  Pazos Guerrero) sobre que hay que sacar a la policía de los centros urbanos, muestra una displicencia por los asuntos del país y una ignorancia del derecho nacional e internacional que dan vergüenza. Y del obispo demandante… mejor no hablar.