El fallo sobre el archipiélago
No voy a llover sobre mojado. Ya ha corrido mucha tinta sobre el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la delimitación de áreas marinas y submarinas en el archipiélago de San Andrés. Simplemente voy a precisar algunos conceptos que no han sido mencionados o han sido mal entendidos.
La CIJadjudica a Nicaragua derechos económicos preferenciales y exclusivos de explotación de los recursos del agua, el suelo y el subsuelo marinos en áreas que antes pertenecían a Colombia (Zona Económica Exclusiva -ZEE- y plataforma continental submarina). No le adjudica soberanía. En ese mar, que sigue siendo mar abierto, hay libertad de navegación, incluso para naves militares de cualquier Estado y libertad de sobrevuelo. De manera que nuestros pescadores pueden seguir viajando entre las islas y los cayos sin problemas y nuestros buques militares pueden seguir navegando en el área. No se puede hablar de “mar territorial” que es un concepto muy distinto y que no se altera por el fallo. Cualquier intento de Nicaragua de violar estas reglas debe ser respondido prontamente.
Hay jurisprudencia internacional abundante según la cual los pescadores artesanales pueden seguir pescando en las aguas en que lo hicieron ancestralmente y, además, los Estados que no puedan explotar la pesca en su ZEE deben negociar esos derechos con otros Estados. Como esto puede generar problemas porque la CIJ no habla en el fallo de esta “circunstancia especial”, debe acudirse a la interpretación para que lo haga.
En el archipiélago hay una barrera coralina que, entiendo, es la segunda o tercera en tamaño en el globo. Por esa razón, el Gobierno colombiano se había abstenido de otorgar concesiones petroleras y no tiene intención de otorgarlas en lo que nos quedó. Debería incluir en su solicitud de interpretación un pronunciamiento de la CIJ sobre el tema y sobre la prohibición de pesca de arrastre porque en ello va envuelta la ecología pero hay que empezar, desde ahora, a ambientar con ONG ambientalistas y con organizaciones políticas como Naciones Unidas y la Unión Europea un movimiento en ese sentido. Con la CIJ nunca se sabe.
Hay que decir a los cuatro vientos cuáles son los errores jurídicos en que incurre la CIJ no solamente como una medida de protesta contra este fallo inicuo sino para que otros Estados sepan que sus tratados de límites no son tan estables como pensaban antes de someterlos a consideración de la CIJ y que es una solución infinitamente mejor mantener el statu quo o negociar directamente. La CIJ ha demostrado no ser confiable.
El archipiélago merece que lo saquemos del abandono en que ha estado por tanto tiempo y que se hagan las inversiones necesarias para que los raizales tengan la vida que merecen y sea, como debe ser, un lugar de turismo de lujo.
Coda: saludo el esfuerzo de la industria militar colombiana para fabricar “drones” y radares con la ayuda de Israel, como ya lo hace con los fusiles Galil.