La caída de Mussolini
Nada más placentero para un largo fin de semana, como el anterior, que un libro de historia. Cualquiera. En especial, las crónicas de la segunda Guerra Mundial del Readers Digest. Es un placer máximo. Una de esas crónicas corresponde a la caída del Gran Duce.
Era el verano de 1943, junio - julio, cuando se produce la primera gran derrota del África Korps en Túnez al comando del estratégico general Rommel. Tan estratégico lo fue, que mantuvo a raya a los aliados durante seis meses. Es más: los hizo retroceder casi 200 Kms.
En mayo, Rommel solicitó que “le envíen recursos que se me están acabando. Necesitamos munición, soldados, alimentación. Mis hombres se mueren de hambre” escribiría en un telegrama.
La cúpula del ejército alemán, ubicada en Roma, no respondió al llamado. Un enviado de Rommel logra conversar con Mussolini de carácter u, como se dice en la jerga militar. El Gran Duce se hizo el de la vista gorda.
Grandi, un político que supo acomodarse con el régimen de Mussolini pero también con los aliados, le envía cinco comunicaciones alertándolo sobre lo que estaba sucediendo en Túnez “¿entiende usted la gravedad de los hechos?”, le preguntó Grandi a Mussolini. Pero Mussolini no le respondió.
Cansado, sin recursos y decepcionado por el abandono al que estaba sometido, Rommel entregó con el dolor de su alma de militar el batallón de la Alemania del sur. Lo dejaron solo. Solo los militares de formación saben lo que significa una rendición, una entrega, un deshonor. Una humillación. La valentía de Rommel sería emulada por los aliados.
Ante la insistencia de Grandi, Mussolini lo recibe un domingo bien entrada la tarde con la molestia respectiva por haberlo hecho esperar más de seis horas. Los déspotas son así. Su respuesta fue: “todo lo que usted dice sería válido si no estuviéramos ganando la guerra”.
Días antes de la caída, Hitler recibió a Mussolini en Rastembürg. “Nuestra causa es común y vamos ganando la guerra”. Tanto, Mussolini, como Htiler, no querían ver más allá de lo que estaba sucediendo. Y el avión cayéndose.
A Santos Chamberlain, Kerensky, le está sucediendo algo similar. Se le mandan toda clase de mensajes, todos los días. Pero Santos no quiere oír, ni ver, ni entender.
Al Dr. Villegas de la ANDI, le está sucediendo algo similar. Me dicen que la situación en el interior de la ANDI es insostenible para Villegas. Que el malestar es inmenso. Se entiende. La industria cayéndose y Villegas enamorado de Cuba.
Finalmente, no tiene presentación que un país indolente se permita la muerte de 18 soldados. ¿Qué tal que fuera su hijo, señor Santos?
Puntilla. ¿El ministro Pinzón le ofreció la renuncia? Cerca de $ 20 mil millones contrató CM& en pauta oficial al 2011. La mermelada oficial en su máxima expresión. ¿Santos terminará igual que Mussolini? ¿Y Germán Vargas? Averígüelo, Vargas.