Rafael de Brigard, Pbro. | El Nuevo Siglo
Domingo, 2 de Noviembre de 2014

RUPTURA PRODUCE MALES

Fundar familia: cosa seria

Nos  hemos acostumbrado a que la verdad no sea la nota dominante en casi ningún ámbito de la vida y prácticamente la comunicación social y la que nos dan los medios de difusión es solo un cúmulo de mentiras. Un caso muy claro del manejo con base en la mentira es prácticamente todo lo que se publica y juzga acerca de la realidad familiar hoy día. Nada es culpa de nadie. Simplemente, se dice, muchas veces las cosas no funcionan y entonces se desbaratan las familias con la misma facilidad con que se deshace un castillo de arena. Y parece estar prohibido preguntar por las responsabilidades que se siguen de este tipo de decisiones que, por encima de todo, producen males.

Aunque no se quiera reconocerlo, en la destrucción de las familias está la raíz de muchísimos de los problemas que padecen hoy infinidad de personas. Una familia que se rompe es un arrojar a unas personas al abandono emocional, a la soledad, a la inseguridad, a las estrecheces económicas, a las angustias más variadas. Cada familia que se rompe suscita estados depresivos, incluso más allá de los pocos miembros que la conformaban. No pocas veces estas rupturas son el origen del alcoholismo, la drogadicción, los comportamientos antisociales, la vagancia en todas sus formas y también el suicidio.

La gente debe tomarse mucho más en serio la formación de familias y quizá a muchas personas habría que disuadirlas de formar familia pues no tienen las capacidades para hacerlo. Romper familias debería traer mayores consecuencias para quienes desisten de sus compromisos pues, con culpa o sin ella, lastiman a muchas otras personas. La sociedad, a través del Estado o de las iglesias o de las cajas de compensación o de otras instituciones, debería imponerse la tarea de trazar unos caminos muy concretos y exigentes para quienes desean formar familias. Pero seguir haciéndolo de cualquier modo, como está sucediendo tantas veces, no hace sino prolongar historias muy tristes cuando no trágicas y violentas. La mentira sobre el tema familiar no ha hecho sino favorecer un caos que se prolonga como huella dolorosa en la vida de miles de personas. Se podría comenzar por una verdad: no toda persona está en capacidad emocional, racional, sicológica, espiritual, física, de formar familia y por lo mismo no lo debería hacer. Quizá se pueda aprender, si es que ser serio en la vida sea un tema de aprendizaje y no una capacidad natural.