Importante vs. Impactante
Al terminar el 2012 los balances aparecen por doquier. Los medios de comunicación son los más inclinados a hacerlos, ya sea determinando bajo su criterio cuáles son los hechos y Personajes del Año más destacados, o pidiendo a su público que, mediante votación abierta, señalen a los escogidos.
Particularmente siempre he creído que estos balances se basan en lo que más impactó que en lo más importante. Me explicó: para gran parte de los medios el Personaje del Año es el estelar futbolista samario Radamel Falcao. Es obvio que es el colombiano con mayor notoriedad en 2012 en nuestro país, no sólo por sus goles con la selección Colombia y los triunfos con el Atlético de Madrid, sino porque en nivel profesional y personal ha demostrado tener muchas virtudes dignas de imitar.
Sin embargo, creo que hay otras personas que pueden ubicarse también como Personaje del Año. Por ejemplo, pocos países pueden darse el lujo de celebrar por todo lo alto los logros de artistas de la notoriedad mundial del maestro Fernando Botero o del escritor Gabriel García Márquez, sin duda dos de los referentes más importantes a escala mundial de lo que significa la colombianidad. Habrá quien diga que lo anterior resulta paradójico toda vez que se trata de dos personas que tienen residencia en el exterior. Sin embargo, ese hecho me parece algo circunstancial pues para cualquier observador desprevenido es apenas obvio que la obra pictórica y las esculturas del maestro Botero están basadas en más de un noventa por ciento en temas colombianos, en tanto que el realismo mágico de Gabo no habría florecido en un imaginario popular distinto a nuestro Caribe.
En ese orden de ideas, los Personajes del 2012 deberían ser, por importancia histórica más que por impacto coyuntural, Botero y García Márquez. El primero porque durante las celebraciones de sus 80 años de vida se evidenció la dimensión mundial que tiene su obra. Y el segundo porque la conmemoración por los 30 años de haber ganado el Premio Nóbel de Literatura ratificó una vez más que, sin duda, es el escritor más grande que ha dado nuestro país y que su producción literaria continúa más vigente que nunca.
En materia de gustos no hay disgustos. Si para la prensa y otros sectores la figura de este año es Falcao, bienvenido sea, tiene todos los merecimientos, al igual que los atletas que se colgaron preseas olímpicas en Londres. Afortunadamente las ejecutorias de nuestros compatriotas insignes son tantas y tan valiosas que tenemos para escoger. Lo complicado sería que tuviéramos que conformarnos con uno que otro logro medio destacado y resignarnos a que el Personaje del Año sea alguien que no tenga todos los méritos.