¿Quién piensa en Venezuela? | El Nuevo Siglo
Sábado, 19 de Agosto de 2017

¿En qué estamos los colombianos frente a la catástrofe venezolana? Hace años publiqué una serie de columnas relacionadas con el tema en las cuales invitaba a los gremios, sindicatos, empresarios, artistas y comerciantes colombianos a que se prepararan para afrontar la catástrofe venezolana.

Los invitaba a hacer un plan, serio y armónico que permitiese trazar una ruta de recuperación del vecino país a escala suramericana, naturalmente. Una especie de “Plan Marshall” pero a la criolla, en la que los movimientos artísticos, comerciales, industriales y financieros de Colombia permeasen la cotidianidad venezolana para levantarla de las cenizas que deja siempre el socialismo toda vez que se trata de una nación no solamente hermana sino hermosa y estratégica para Colombia.

La cuestión no es extraña a nuestros tiempos. Así salvó Estados Unidos de Norteamérica a Europa después de la sangrienta guerra de las trincheras y también lo hizo con el “Plan Marshall” después de la segunda guerra mundial. Como si ello fuera poco, lo hizo igualmente con Japón y con los países pertenecientes a la antigua cortina de hierro después de la caída del temerario muro de Berlín

Hoy sigo insistiendo en la propuesta, no obstante confesar que guardo poca ilusión frente a la salida al conflicto en el que está sumida la patria de Bolívar. Todo lo cual me lleva a sugerir una adición al plan: la necesidad de implementar un plan en época de terror.

Las consideraciones que me motivan son las que siguen:

  1. Siguiendo el ejemplo cubano, las tiranías debajo del Mississippi son tolerables, incluso, ejemplares. A los Castro se les tiene en no pocas esferas como auténticos héroes y el terrorista Ernesto el “che” Guevara como ícono de salvación. Chávez apuntala el mismo destino “libertario”.
  2. La Venezuela de hoy sigue siendo rica a pesar de que su sistema socialista mantiene a sus gentes en la miseria y la desesperación.
  3. El ejército, tan corrupto y dependiente, continúa apoyando las élites políticas.
  4. La oposición no tiene el talante ni la altura intelectual que solvente cualquier duda razonable sobre el futuro de la nación, a pesar de su sobrada y probada valentía.
  5. La presión internacional, al igual que en el caso cubano (y quizás por el caso cubano) es débil y ciertamente insuficiente para penetrar los cambios que se requieren.

De tal manera que la esperanza se vuelve trizas, lo que nos obliga a pensar el apoyo real, cierto, organizado y eficaz incluso durante el régimen de la tiranía socialista. El régimen no tendrá más remedio que aceptarlo y nosotros tendremos que asumir los riesgos que ello representa.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.

@rpombocajiao