Los puntos de vista, mejor dicho la política colombiana en materia del derecho de asilo ha sido siempre terminante y consistente; bien parece que esa consolidación nuestra en materia internacional se generó a raíz de que tuvimos de huésped por varios años de nuestra embajada en Lima a uno de los políticos más notables y controvertidos del Perú que se llamó Víctor Raúl Haya de la Torre. La verdad fue que este huésped nuestro, a la fuerza desde luego, a pesar de la cierta antipatía que aquí se le profesa a nuestro vecino peruano como consecuencia de la llamada guerra con el Perú a principios de la década de los años treinta del siglo pasado, gozó de una simpatía general nacional y forjó una política consistente de nuestro país la cual ha sido en forma sostenida.
Ha sido una bandera colombiana, si así puede mencionarse esta actitud que ha sido reconocida por Colombia en todos los foros internacionales en los cuales la ha sostenido como un derecho de nuestro territorio. El cual protege a quienes difieren de las políticas estatales y le otorga el derecho al estado aislante el de la calificación del delito por el cual es perseguido quien solicita la protección del estado aislante; forma parte de la consistencia con el derecho de asilo que se otorga para los que pudieran ser calificados como perseguidos políticos y objeto de la persecución por su manera de pensar y de actuar.
Como a la Merlano hay que reconocerla como una persona muy despierta e inteligente, una vez que se tuvo conocimiento de su evasión de la cárcel en la cual estaba confinada pagando la condena por haber sido encontrada como quien pretendió alterar el resultado electoral, también hay que reconocer que no se quedaría en el país porque aquí tal vez la hubieran obrado para hacerla regresar a la cárcel a continuar pagando su condena y a responder por el delito de la evasión.
Según se ha conocido por las afirmaciones que ha hecho siendo ahora huésped de Maduro, ha decidido configurar su condición de perseguida política y como tal solicitar el apoyo del régimen venezolano actual. El cual seguramente le será otorgado. Y como Maduro conforme pues es quien califica el delito del cual es acusada y condenada; a Colombia no le quedará recurso diferente al de dejarla allá gozando de la hospitalidad del régimen de Maduro, quien debe estar muy contento de darle con esta altitud al presidente Duque quien no ha tenido nada diferente al de no perdonarle a Maduro ninguna de sus locuras. Como no tenemos relaciones con el régimen venezolano de Maduro es de suponer que existan otros procedimientos que nos permitan hacer valer la justicia nuestra. La alteración de los resultados electorales desde luego que no es delito para Maduro, quien ha ejercido con largueza.