Leyner Palacios es uno de los seres humanos más valiosos que he conocido. Una víctima que, después de ver morir a 32 familiares en la masacre de Bojayá, transformó su profundo dolor en liderazgo público y alzó la voz para defender los derechos de su población y ponerle el pecho a todos los actores armados que han querido arrebatarles hasta la vida. Proteger a Leyner es proteger nuestra dignidad de colombianos.
A Bojayá se la han disputado todos los actores armados: la guerrilla, los paramilitares, los narcotraficantes, las bandas delincuenciales. Todos han querido apropiarse de ese corredor estratégico. Es usado como ruta para el tráfico de drogas y de armas. Leyner ha sido el primero en alzar la voz, condenarlos a todos y, así, defender a su pueblo.
Desde antes de la masacre, en mayo de 2002, este joven ya había advertido todos los riesgos. Fue uno de los líderes que construyó, con la comunidad, la “Declaración por la vida y por la paz”, un manifiesto de resistencia y esperanza que les ponía límites a los paramilitares y a la guerrilla de las Farc, que por ese entonces tenía rodeada la población: “Usaban nuestras casas, nuestros botes, a la misma población. Nos estaban involucrando en el conflicto armado”, recuerda hoy Leyner.
Leyner también fue uno de los voceros que le leyó la declaración a las Farc: “Fue una cosa bastante dura para mí, muy riesgosa. Era esperar el plomazo en el momento en que a la guerrilla le diera gana de dispararlo. Pero, también es gratificante para mí recordar cómo la comunidad se levantó y aplaudía y aplaudía en respaldo al manifiesto”.
Cuando Leyner empezó a escuchar el dolor de otras víctimas en Colombia, se sintió interpelado y decidió estudiar Derecho para ayudar a los suyos. Su ayuda va desde redactar un derecho de petición, hasta empoderarlos en la defensa de sus derechos para que “la justicia no termine consolidando la impunidad”.
En una entrevista reciente con un grupo de estudiantes de Derecho, Leyner expuso lo siguiente:
“Yo, cuando estaba estudiando Derecho, escuchaba una frase que decía que el Derecho era dinámico y debía acomodarse a las condiciones y particularidades concretas de los territorios. Colombia es un estado multiétnico, diverso, pluricultural, que cuenta con unas realidades muy complicadas en las regiones”.
“Aquí ustedes, como estudiantes de derecho y futuros profesionales, tienen un desafío grande de aprender mucho del derecho, pero también de pensar en esa Colombia diversa y en cómo deberían responder, desde su ejercicio profesional, a esos enunciados constitucionales: el artículo séptimo habla de la diversidad étnica, pero la diversidad étnica en este Estado no tiene ningún valor. Los pueblos indígenas y los pueblos afrodescendientes están en un nivel de marginalidad muy fuerte y yo pienso que, hasta que eso no se supere, los niveles de violencia van a continuar y los niveles de reclutamiento de los grupos armados hacia estos pueblos seguirán siendo terribles”.
“Nosotros aquí estamos condenados básicamente a morir. Aquí los jóvenes no tenemos esperanzas de estudiar, de nada. Sin embargo ustedes tienen una oportunidad hoy en la universidad y es muy importante que la aprovechen muchachos. Que la aprovechen con unos factores de humanidad, realmente, de preocuparse por lo que está pasando en estos territorios”.
Protejamos a Leyner Palacios.