Se han visto dos obras respecto a Francis Fukuyama. La primera corresponde a Fukuyama. ¿El Fin de la Historia? y otros Ensayos (Alianza Editorial, Madrid, 2017) en que Juan García-Morán Escobedo desempeña el papel central en la conducción; la conclusión es ideológica y radica en el auge del capitalismo de mercado acompañado por la democracia y sistema liberales como rasgos del Occidente, cuya superioridad, se sostiene, no cabe duda. El segundo texto es relativamente antiguo y reposaba en la biblioteca personal: La Gran Ruptura. La naturaleza humana y la reconstrucción del orden social (Editorial Atlántida, Madrid, 1999), cuyo autor es Fukuyama y mantiene la conclusión citada; el presente escrito se refiere a la Gran Ruptura y resume lo ya expuesto.
Fukuyama empieza por ubicar la época: segunda mitad del siglo XX, tercera ola de Alvin Toffler, sociedad informática y era postindustrial con indicación inicial de las siguientes características: “el empleado tiene un empleo en una empresa de software , restaurante, universidad, organización de servicios en vez de una fábrica de automóviles, el trabajo intelectual tiende a suplantar al trabajo físico, tiende a producir libertad e igualdad, estalla la libertad de elegir, las jerarquías comienzan a desaparecer, adquieren énfasis el conocimiento y la información, las empresas gigantescas dan paso a competidores más pequeños, favorecen la prosperidad, la democracia, la libertad, hay coincidencia con el internet y queda atrás la manufactura como el pilar económico absoluto”. Fukuyama agrega lo siguiente relativo a mediados de 1960 y principios de 1990: “serio deterioro de las condiciones sociales en el mundo industrial: delincuencia, deterioro del parentesco, bajó la fertilidad, disminuyeron los matrimonios y los nacimientos, aumentaron los divorcios, decae la confianza en las instituciones y los lazos entre los individuos, los grupos se vuelven menos numerosos”, lo cual se traduce en quiebra de los valores sociales y decadencia moral.
Fukuyama sostiene que la Gran Ruptura es propia de los países avanzados con fundamento en estadísticas de tales naciones. Quien escribe, por el contrario, considera que la Gran Ruptura se encuentra, también, en el Tercer Mundo y piensa en Colombia: delincuencia, asesinato de líderes sociales, políticos y exmiembros de las Farc, malversación de fondos públicos y privados, secuestros, desfalcos, bandas criminales, narcotráfico, guerrillas, justicia deficiente, corrupción imperante, decadencia moral e institucional y se resalta que Juan Manuel Santos, quien más avanzó en la consecución de la paz doméstica, la logró incompleta e imperfecta. Se sostiene que Colombia ha padecido la Gran Ruptura y “Fukuyama destaca un factor positivo: el orden social, una vez roto, tiende a reconstruirse”. Colombia saldrá de la Gran Ruptura pero a un ritmo muy lento.