En junio el Ministerio de Minas y Energía anunció que había alcanzado la meta de 25.000 mineros y mineras formalizadas en cuatro años. Un compromiso que se había adquirido con el sector, y que tiene como objetivo generar condiciones y oportunidades para que quienes practiquen esta actividad lo puedan hacer de manera legal y responsable. Esto, sin duda es un avance enorme que aplaudimos y celebramos desde la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industria (Onudi), siendo conscientes de que todavía hay un camino largo por recorrer.
En el marco del proyecto de “Desarrollo rural y empoderamiento de los Consejos Comunitarios del Departamento del Chocó a través del uso sostenible de los recursos naturales y minerales” trabajamos con el Consejo Comunitario Mayor de Unión Panamericana –Cocomaupa- para la obtención de la licencia ambiental definitiva, así como en la capacitación de cerca de 50 mineros y mineras en el conocimiento y herramientas técnicas para realizar una minería responsable, de manera que se minimicen los impactos sociales y ambientales, se prevenga el financiamiento de actividades ilegales y se avance en la formalización de los trabajadores.
Junto con esta serie de capacitaciones en distintos temas, se espera hacer una transferencia de tecnología sostenible y capacidades instaladas en uno de los títulos mineros de Unión Panamericana.
Este proyecto piloto, que inició en el 2020, es una iniciativa de la Unión Europea, la Onudi y los ministerios de Minas y Energía, y Ambiente y Desarrollo Sostenible, en el cual además se trabaja con las comunidades del Medio Atrato para la creación de un proyecto productivo alrededor del cultivo de chontaduro y su empoderamiento a través del fortalecimiento de la igualdad de género, liderazgo de las mujeres, y habilidades contables y administrativas.
En Unión Panamericana hay cerca de 560 familias quienes, en su mayoría, subsisten de la minería artesanal y a pequeña escala -Mape-, una práctica que, si bien es la principal fuente de ingresos de las comunidades, también ha tenido un impacto significativo en el ambiente, la salud de los pobladores y el desarrollo de la región. Pero la forma, el enfoque y la intención con la que se lleva a cabo puede mejorarse para promover el desarrollo sostenible.
Además, en el Chocó, la Mape no es solo una de las principales formas de subsistencia para las poblaciones, sino un oficio tradicional que se ha transmitido de generación en generación a través de prácticas ancestrales como el barequeo, y que hace parte de su identidad social, cultural y económica. Por eso, tenemos la certeza de que promover una minería artesanal productiva, responsable y formal es posible y necesario.
Desde la Onudi y nuestras contrapartes del proyecto, hacemos un llamado para seguir construyendo sobre lo ya alcanzado y contribuir para que los mineros y mineras artesanales sean también mineros emprendedores. Para que su trabajo sea fuente de desarrollo, de bienestar, y que además de transmitir el valiosísimo conocimiento de la minería ancestral, también se forme una generación con mejor calidad de vida y en un territorio en paz, donde se enriquezca la economía, pero también la cultura, las tradiciones y la equidad de género.
*Representante ONUDI para Colombia, Perú, Guyana y Surinam